La siesta

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Nunca una sobremesa me había parecido tan larga, estaba ansiosa por saber lo que tramaba Henry, por eso diez minutos antes de que el timbre sonara, yo ya estaba parada ante la verja de la escuela elemental de Storybrooke.

«¿Emma?» sonó una voz que no tuve ningún problema en identificar, Mary Margaret.

«Hey, ¿cómo va todo desde esta mañana?»

«Bien, gracias, tengo que hablar con la Hermana Astrid para ver qué ha hecho con mis alumnos, ¿has venido a buscar a Henry?»

«Sí, Regina y yo nos hemos puesto de acuerdo, hoy me toca a mí, ella tiene una reunión y mañana será ella quien venga a buscarlo, y así consecutivamente»

«¿Desde cuándo la llamas por su nombre? ¿Y desde cuándo tenéis una planificación de horarios?» dijo asombrada la morena mirándome con la mirada perdida.

«Comimos juntas este mediodía, de hecho Henry lo ha organizado, no sé por qué, pero espero averiguarlo en cuanto salga de clase»

«Quizás simplemente quiera que dejéis de pelear todo el tiempo»

«No, hay algo más, él tiene esa sonrisita ladeada, ya sabes, esa que también pone Regina cuando tiene algo en la cabeza»

«Nunca he puesto atención a las clases de sonrisa que ella pone, pero sí tú lo dices»

«No importa, Henry prepara algo y pretendo averiguar qué es»

El timbre de fin de clase sonó tras de mí y me di la vuelta rápido al escuchar mi nombre, un pequeño moreno me saltó a los brazos.

«¿Qué tal las clases de esta tarde?»

«Aburrido, normalmente hacemos trabajos manuales el viernes por la tarde y ahora hacemos matemáticas, tengo ganas que vuelva la señorita Blanchard, con ella era mejor»

«Yo también tengo ganas de volver a veros» sonrió Mary a mi lado, haciendo que él levantase la cabeza.

«Oh, buenas tardes señorita Blanchard»

«Buenas tardes, Henry»

«¿Va a volver pronto?»

«Si todo va bien, mañana. Precisamente voy a ver a la Hermana Astrid para ver las condiciones de mi regreso»

«¡Genial!» dijo con entusiasmo Henry

«Y no te preocupes, mañana recuperaremos los trabajos manuales en lugar de la clase de matemáticas. Bueno, es hora de que os deje, hasta mañana Henry»

«Hasta mañana, señorita Blanchard» le respondió el pequeño moreno antes de seguirme hasta mi coche.

«¿Qué quieres merendar?» pregunté mientras entrábamos en el coche.

«Tengo ganas de un helado con mucho chantilly y pepitas de chocolate»

«¡A por el helado, entonces!» sonreí antes de arrancar, dirección Granny's.

«Entonces, ¿me quieres explicar por qué quieres verme acercarme a tu madre?» pregunté finalmente mientras cogía una cucharada de mi tarta de limón y merengue.

«Porque sí...» dijo Henry

«Porque sí...¿Crees de verdad que te vas a ir de rositas con esa sencilla contestación, chico?»

«Bueno...sí, ¿por qué?»

«Porque yo soy el sheriff aquí y ya he interrogado a otros más duros que tú, así que, que sepas que tu contestación no me satisface»

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