Una llave encontrada, otra desaparecida

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Yo había acompañado a Henry y a la alcaldesa hasta su casa antes de regresar a la mía. Estaba decidida a no continuar con la lectura del diario de Regina, prefería dormir un poco para afrontar el día que me esperaba si tenía que enfrentarme a la morena sobre esas llaves maestras que debería esconder mejor si no quería que personas mal intencionadas se las robara para cometer sus delitos.

A menos que sea lo que ella busque, por supuesto...A la enésima vuelta que daba tras haberme metido en la cama, suspiré de hastío, no conseguía conciliar el sueño, mi cerebro no dejaba de mostrarme la imagen de Regina cada vez que cerraba los ojos. Tuve que rendirme a la evidencia de que dormir sería una tarea imposible mientras no leyera la continuación de su diario.

Necesitaba comprender por qué se había convertido en la que es hoy, lo que la había empujado a ser una mujer tan insensible y malvada, salvo con Henry.

Saqué el diario de debajo de mi almohada, encendí rápidamente la luz de la mesilla de noche para retomar la lectura allí donde la había dejado...

Diario

Cuando esa mañana me desperté, tuve la sorpresa de encontrarme una rosa roja en mi mesilla de noche, así como un pequeño trozo de pergamino en el que estaba dibujado con tinta roja un corazón, no pude evitar sonreír, Daniel había instaurado ese pequeño ritual hacía poco más de una semana para mostrarme que me quería, y parecía que lo estaba cumpliendo.

Y tenía que reconocer que me sentía inmensamente feliz saber que alguien me amaba, aparte de mi padre, por supuesto...

Escondí el corazón con los otros bajo la tabla del parqué que había descubierto algo floja hacía varios meses, mientras que la rosa se unía a sus congéneres en el jarrón cerca de la ventana.

Decidida a ir a agradecerle a Daniel todas esas atenciones, me puse deprisa uno de mis vestidos y dejé mi cabello suelto.

Pero desgraciadamente no pude ir inmediatamente, mi madre hizo que desayunase con ella y con padre, lo que me retrasó considerablemente.

Hoy, felizmente, era mi día libre, lo que quería decir que podía hacer lo que deseara desde el momento en que terminara de comer con madre y padre.

Así que con buen humor salí de casa para dirigirme a los establos sabiendo pertinentemente que allí me encontraría a Daniel y efectivamente así fue.

No tuve necesidad de indicar mi presencia, él ya se estaba dando la vuelta con una perfecta sonrisa para saludarme. Me hizo sentir especial, esa sonrisa que solo me daba a mí...

Me di prisa en saltar a sus brazos para agradecerle y me dijo que no era nada, pero para mí eso representaba mucho, aunque siempre he vivido en el lujo, el hecho de que él me cuidara como lo hacía era completamente nuevo para mí.

A continuación, salimos a dar un paseo por los alrededores durante algunas horas sin ver el tiempo pasar, fue finalmente mi estómago el que me trajo a la realidad.

Hoy ha sido la primera vez que llegué tarde a la comida, pero no me importó, porque por primera vez en mi vida era feliz y eso ni las reprimendas de mi madre me lo podían quitar...

Diario

Me había dormido tan profundamente en mitad de la página que cuando me desperté, me encontré con el diario encima de mi cabeza. Sabía que era una mala idea continuar leyendo, peor no había podido evitarlo, quería comprender cómo una joven tan amable e inocente había podido transformarse en la Regina Mills que Henry tomaba por la malvada reina de los cuentos de hadas.

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