Descubrimiento

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A la mañana siguiente, apenas llegar al trabajo, me dirigí al diario de Regina, atacando lo que parecía ser la última página, y no pude evitar percibir que algunas manchas se diseminaban por la página, debió haber llorado cuando estaba escribiendo...

Diario

Se había atrevido, ¿cómo una madre podía hacerle eso a su propia hija?

Ha matado a Daniel, lo ha matado, le ha arrancado el corazón...

Y mientras ella ha aplastado el suyo, reduciéndolo a cenizas, yo sentí el mío de igual manera en mi pecho.

Rompiéndome, destruyéndome desde el interior...

Yo solo quería vivir feliz con el hombre que amo, ¿es eso pedir mucho?

Visiblemente demasiado para mi propia madre...

Yo solo quería tener también mi final feliz, un final feliz que no tendré nunca...

Nada tiene sentido sin él, ¿de qué sirve que siga con vida...?

Diario

¿Era humanamente posible sobrevivir a tal cosa? ¿La muerte del ser amado ante ti, arrancándole el corazón?

Era innoble...

Si realmente ha sido así, por supuesto, pero yo empezaba a pensar que sí lo era...

Eso explicaría tantas cosas, como esa máscara de frialdad que muy pocas veces se quitaba y el hecho de que le costara tanto confiar en los demás.

Al sentir algo húmedo en mi mejilla, me llevé la mano a ella y en ese momento me di cuenta de que estaba llorando...

«¿Emma? Siento mucho lo de ayer, reaccioné mal y yo...¿Tú...estás llorando?» me preguntó ella mientras me giraba hacia ella.

«¿Es verdad?» le pregunté sin darme cuenta de su pregunta

«¿El qué?»

«Esto» le respondí mostrándole su diario que mantenía entre mis manos. Ella palideció en seguida

«¿Dónde...dónde encontraste eso?»

«Eso no importa...¿Todo lo que cuentas aquí es verdad?»

«Quizás...»

«Gina, no puede ser quizás, es o no»

«Sí...» resopló dejándose caer a mi lado

«Entonces...¿Todo eso, todo lo que cuentas aquí, pasó de verdad? ¿Daniel murió de verdad de esa manera horrible?»

«Cora nunca fue muy delicada cuando se trataba de matar a alguien, ella me dijo que el amor era debilidad...Pero yo no había hecho caso... Yo lo amaba...Con todo mi ser» confesó cerrando sus ojos, mientras que un sollozo la recorría entera. Yo agarré su mano para mostrarle que yo estaba allí con ella, pero ella me soltó, un torrente de lágrimas derramándose de sus ojos...

Yo me encontraba impotente ante el dolor que ella estaba sintiendo y eso me conmovía mucho más, así que, decidida a tomar las riendas de la situación, acerqué mi silla a la suya y dejé que se desahogara antes de pasar mi brazo delicadamente alrededor de su cintura atrayéndola a mí para abrazarla, su cabeza reposando en mi hombro. Yo solo tenía ganas de borrar su pena, aunque sabía que eso era imposible...

«No...no me...dejes...por favor...»

«Me quedo contigo...Prometido» susurré trazando pequeños círculos en su espalda para calmarla.

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