Pero, ¿dónde está Henry?

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Después de haber dejado a Henry en casa de Regina, fui a comer con Mary Margaret que aún estaba en prisión, ya que no había encontrado nada para sacarla de allí.

No le hablé del diario, ya que prefería leerlo antes de decirle nada, ya que por una vez que tenía la oportunidad de conocer mejor a la madre de mi hijo no la iba a desaprovechar...

Una vez en el apartamento, me puse rápidamente cómoda y me metí en mi cama con el diario de Regina, y al cabo de varias horas topé con un pasaje que retuvo mi atención más que los otros...

Diario

Hoy, padre me ha permitido dar un paseo con Ambre, mi caballo, que me regaló la semana pasada por mi dieciséis cumpleaños. Tengo la sensación de revivir siempre que monto sobre ese animal, es más, es el único sitio donde lo hago...

Pero desgraciadamente, madre no ha tardado en estropearme mi único momento de libertad en el día, tuve que llevar rápido a Ambre a los establos y en ese momento vi a nuestro nuevo palafrenero.

Se llama Daniel, tiene unos hermosos ojos marrones en los que se refleja una dulzura infinita y parece muy amable, incluso intentó defenderme delante de mi madre, lo que nadie ha hecho nunca por mí, incluso mi padre le tiene miedo la mayor parte del tiempo.

Después volví al castillo para comenzar mis clases del día, siempre con madre pisándome los talones.

No volví a ver a Daniel durante el día, pero no me desespero, porque mañana tengo equitación....

Al escuchar mi teléfono sonar sobre la mesilla de noche, tuve que interrumpir la lectura del diario de Regina, descolgué respondiendo con cierto malestar al haber sido interrumpida.

«Swan»

«Sheriff, ¿quiere dejar ese tono conmigo?»

Genial, tenía que ser justamente Regina, cuando estaba en ese momento husmeando en su vida.

«¿Qué puedo hacer por usted...a medianoche pasada?» le pregunté mirando la hora en el despertador.

«Henry no está en su cama, pensaba que estaría con usted»

«No, ¿ha intentado llamar a sus compañeros de clase? ¿A su psicólogo?»

«Aún no, he empezado por usted» me respondió ella, la inquietud asomando en su voz.

«Ok, intente con ellos, yo voy a coger el coche para dar una vuelta por las calles, la aviso si lo encuentro»

«De acuerdo» me respondió ella rápidamente antes de colgar.

Tras esconder el diario debajo de la almohada, cogí rápidamente mi chaqueta y un par de zapatos sin tomarme la molestia de vestirme. Cogí las llaves, las metí en el bolsillo, cerré la puerta a mis espaldas y subí al coche...

Una vez en marcha, no pude evitar que mis pensamientos se dirigieran hacia el diario que no había acabado de leer. Ella había comenzado su diario a los 6 años, seguramente a la edad en que había aprendido leer y a escribir. Parecía que también tenía mucha imaginación, un poco como Henry, ella hablaba de su madre como si fuera una bruja, parecía que la tenía aterrorizada. Y en esa última parte, hablaba de un tal Daniel, el nuevo palafrenero del sitio donde vivía si había entendido bien. Por lo poco que había leído sobre él no me parecía malo, pero algo no me gustaba, sin saber verdaderamente por qué, tenía esa intuición de que él tenía mucho que ver en la personalidad actual de Regina...

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