Velada a solas

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La sobremesa pasó a las mil maravillas, después de haber jugado a la Wii, Ruby, Henry y Belle me ayudaron a preparar la cena que pensaba llevar esa noche para comer con Regina, y terminamos en una batalla de harina en el momento de preparar el postre. Finalmente, tenía la sensación de haber encontrado una familia, yo que había pasado 28 años sin nadie.

Después de eso, Ruby se empeñó en elegirme la ropa para esa noche, al no encontrar nada entre mis cosas, se dirigió a la habitación de Regina. Encontró una camisa larga verdeazulada, del mismo color que mis ojos, y una par de leggins negros que me obligo ponerme antes de sacar una rizador de pelo de no sé dónde para peinarme.

Después, contenta de su resultado, me puso en la puerta con un par de tacones negros y la bolsa que contenía nuestra cena, no sin antes lanzarme un "que pases una buena noche" acompañándolo de un guiño muy significativo.

Yendo a pie hacia el cementerio, porque quería tomar el aire, solo me di cuenta de que había llegado cuando me encontré frente al mausoleo de la familia Mills. Empujé la puerta con mi mano libre, puse la bolsa en el suelo para poder empujar el féretro de Henry Mills senior, y poder bajar. Le envié un mensaje a Regina para decirle que ya estaba llegando. Bajé algunos escalones sin olvidarme de coger la bolsa, cerré rápidamente la entrada, encendí la linterna que había metido en la bolsa y comencé a bajar, tardando un minuto antes de encontrarme a la morena que me esperaba delante de la puerta.

«Hola, belleza fatal» sonrió Regina mirándome de la cabeza a los pies «Si hubiera sabido que sería una velada elegante, me habría preparado algo mejor»

«Ha sido idea de Ruby, no he podido ni decir esta boca es mía...»

«Ya veo, de todas maneras me doy cuenta de que es otra vez "Made en mi armario", decididamente no puedes pasar de mis ropas»

«Como te he dicho, es cosa de Ruby, aunque no me quejo por tener tu olor por todo mi cuerpo»

«Como yo tampoco me quejo por tener tu perfume en mí, aunque normalmente no me gusta la canela»

«Yo tampoco soy muy fan, por regla general, de las manzanas, pero ellas te representan, así que a mí me va» sonreí acercándome a ella, dejando la bolsa a nuestros pies para agarrarla por la cintura y apretarla contra mí. Bajé la cabeza y ella se puso de puntillas para que pudiéramos besarnos.

«¿Y si entramos? Prefiero no estar aquí, aunque confío en tu capacidad para no hacerte seguir»

«Tienes razón, no me gustaría que te pasase nada» asentí cogiendo rápidamente la bolsa, pasando mi brazo alrededor de su cintura y entrando en la habitación.

Una vez dentro, en seguridad, me dejé caer sobre el sofá arrastrando a Regina conmigo, dejando que apoyara su cabeza sobre mi hombro mientras yo le besaba la frente. Hubiera podido estar así horas, solamente ella y yo.

Y pensar que solo hacía un mes que nos hacíamos la guerra cada vez que nos encontrábamos. El cambio ha sido enorme, pero no volvería atrás por nada del mundo.

«¿Cómo va todo por Storybrooke?»

«Bien, creo, aunque creo que todos están un poco confusos. Kathryn lo explicó muy bien, se siente una mezcla entre Kathryn y Abigail, todo el mundo debe estar viviéndolo igual. Aunque hay algunos que lo llevan mejor que otros, Ruby, por ejemplo, tengo la sensación de que ella no ha cambiado»

«Creo que cada uno tiene su manera de reaccionar al cambio, acabaran por acostumbrarse, en fin, eso creo, y lo espero» susurró jugando con mi mano que había agarrado.

«¿Y si quieren volver? ¿Si no quieren quedarse aquí? ¿Qué haremos?»

«No lo sé, pero para mí es muy sencillo»

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