Capítulo 37: Me estoy enamorando perdidamente de ti.

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               Besar a alguien y sentir su sonrisa contra tus labios en medio de un beso, es una de las sensaciones más placenteras del mundo

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Besar a alguien y sentir su sonrisa contra tus labios en medio de un beso, es una de las sensaciones más placenteras del mundo.

Despertar a su lado, viéndolo dormir, observando cómo su pecho se eleva y luego vuelve a bajar al ritmo de su respiración, sus leves ronquidos y su sonrisa dibujada por alguna razón mientras duerme, me agua el corazón y me hace querer comérmelo a besos.

Su brazo fuerte me rodeaba con tanta seguridad como si quisiera evitar que me fuera de su lado.

No tenía porqué hacerlo, lo último que yo quería en ese momento era alejarme de él.

Su aroma sacudía mis sentidos y me hacía querer quedarme todo el día en la posición en la que me encontraba. No sé en qué momento pasó todo esto, no se en qué momento me enamoré de él, lo único que sé es que con él todo era diferente, estaba dispuesta a todo, a mucho más de lo que imaginaba con tal de estar a su lado.

Me acomodé como pude para poder mirarlo más claramente, era perfecto y no lo digo porqué lo quería, él simplemente de verdad lo era.

Su cabello ahora castaño desarreglado, su nariz fina y masculina, sus labios gruesos y sus cejas pronunciadas. Su pequeña cicatriz en el hombro y sus pocos tatuajes en su pecho, mi preferido sin duda era uno que marcaba el límite de su Thorax con su abdomen "Son of God".

Me gustaba todo de él.

—¿Otra vez mirándome de esa manera?— preguntó abriendo lentamente uno de sus ojos y sonriendo divertido.

¿Ya había mencionado lo mucho que me gustaba su sonrisa?.

No dije nada, sino que me incliné hacia él y besé su sonrisa.

— Buenos días, pequeña—dijo haciendo que las mariposas de mi estomago despertaran y danzaran como locas.

— Buenos días—dije sonriente.

— Ojalá pudiera despertar todos los días así— dijo tiernamente mientras acariciaba mi mejilla con suavidad.

—¿Qué quieres hacer hoy?—pregunté.

Sus pupilas se dilataron y sonrió ampliamente.

—¿Eso significa que tienes planeado pasar tu día de hoy conmigo?— preguntó. Yo asentí— Entonces quiero que me acompañes a un lugar—agregó.

—¿A dónde?— dije, él no respondió— ¿No me dirás cierto?— negó con la cabeza.

¡Típico Niklas!

—Ven, vamos. Desayunemos juntos— indicó.

Me levanté a regañadientes de la cama,pues quería seguir todo el día así con él.

Nos preparó Pancakes de desayuno con chocolate caliente. Y mientras desayunábamos me contó un poco más sobre su niñez después de llegar a casa de los Heine y de cómo había decidido aprender otros idiomas.

NIKLAS I (Let me love you) Where stories live. Discover now