Capítulo 4

15.9K 1.4K 341
                                    

Multimedia: Te echo de menos - Beret

—Nadie puede decir que pasa por la mente de alguien más, y mucho menos por su corazón —dice mi padre mientras maneja—

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—Nadie puede decir que pasa por la mente de alguien más, y mucho menos por su corazón —dice mi padre mientras maneja—. Así que lo único que puedes hacer es darle tiempo, cielo, ella se abrirá cuando menos lo pienses.

—¿Y si no se abre y no me deja entrar?

Me miró por el rabillo del ojo y negó con la cabeza.

—Lo hará, Anne es fuerte.

Dejé salir un suspiro tembloroso.

—No quiero verla hecha pedazos otra vez, no lo merece.

—Nadie lo merece, hija, y, aun así, no podemos evitar que ocurra. Personas vienen a enseñarte, otras vienen a lastimarte y otras a sanarte, hay toda clase de personas en el mundo y aunque queramos estar siempre bien, estar a salvo, nunca sabes con quién te estás metiendo hasta que lo conoces realmente.

Hice silencio. Hablar con papá de lo que me preocupaba era más sencillo que hacerlo con mamá, le había dicho lo que ocurría con Anne, como lucía distanciada en momentos y feliz en otros que daba miedo ver tantos cambios. Un día radiante, otro apagada, un día sonriendo amplio, otro día evitándome.

Anne se había enamorado hace unos años atrás, había caído rendida ante un hombre que solo la utilizó para darle celos a su ex novia, jugó con ella, la hizo sentir insegura, fue su primer amor y la llenó de miedos, de inseguridades y la hizo sentir pequeña.

Y ella no lo merecía.

Anne se aferraba a las personas, las amaba, las cuidaba y le afectaba de gran manera cuando estas personas sufrían, cuando se desmoronaban, y sé lo que se siente, porque verla tan ida, ver como se encerraba y no me dejaba saber la verdad, me estaba matando lentamente

Me despedí de mi padre y entre al instituto para las clases como siempre, sin embargo, no estaba prestando mucha atención a lo que el profesor decía y estaba mirando por la ventana, el clima estaba frío y no parecía mejorar. Era muy melancólico.

—Hemos estado hablando de este tema desde hace semanas, además ya lo vieron hace tiempo y es un repaso. Así que es hora de evaluarlo —escuche decir al profesor de matemáticas, ganándose mi atención—. La metodología será la siguiente, en pareja van a traerme diez ejercicios de la tabla de frecuencias, aparte, como en la clase antepasada habíamos visto estadística. Quiero que me traigan cinco ejercicios de estadística.

La mayoría de los estudiantes empezaron a decir que era injusto, mientras que otros decían que teníamos otras asignaturas. Por mi parte no había problema, esos últimos días había estado practicando, ya que sabía que él iba a hacer su dichosa evaluación.

—Así que con esa estamos —se cruzó de brazos—. Ahora yo soy él que va a formar las parejas. —Volvieron a quejarse—. Y si siguen quejándose les voy a pedir más ejercicios. Ustedes deciden.

El recuerdo de un amor ©Where stories live. Discover now