Capítulo 43

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Multimedia: Meghan Trainor - Like I'm Gonna Lose You

Cuando entré en el lugar lo primero que percibí fue el silencio sepulcral, nunca coincidía con los inquilinos de los otros pisos, tampoco los escuchaba y mucho menos cuando vivía en un piso vacío

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Cuando entré en el lugar lo primero que percibí fue el silencio sepulcral, nunca coincidía con los inquilinos de los otros pisos, tampoco los escuchaba y mucho menos cuando vivía en un piso vacío. Comencé a estirar mis brazos y mover mi torso, ya que me sentía algo cansada, no había dormido absolutamente nada y mi cuerpo estaba pasando factura.

—¿Te divertiste con él? —inquirió una voz gruesa. Pegué un pequeño salto por el susto.

Con pasos cautelosos me acerqué hasta la pared, y con las manos busqué el interruptor de la luz, al encontrarlo lo moví; iluminando el lugar. Arthur estaba sentado en un mueble individual a unos pasos de distancia, en una de sus manos estaba un vaso de vidrio con licor, y en la otra un cigarro que estaba a punto de acabar. Su mirada estaba fija en mí, y me miraba enojado, muy enojado.

—No sé de qué hablas —dije. Sonrió de manera espeluznante, se levantó del sofá dejando la colilla del cigarro en un recipiente.

—No sabes de qué hablo —susurró para sí mismo, caminó hasta quedar a unos pasos de distancia, escudriñó mi rostro y masculló—: ¿Estás segura que no lo sabes, cariño?

No me gustaba como me miraba o el tono de voz con el que hablaba, me hacía sentir inquieta y casi desesperada, era la primera vez que empezaba a sentir miedo de cómo se comportaba.

—No, no lo sé —susurré, intentando que mi voz no mostrará el miedo que sentía.

—¡Mientes! —gritó, lanzando el vaso de licor contra la pared, haciendo que se partiera en miles de pedazos, y asustándome más—. Eres una maldita mentirosa.

Asustada di un paso hacia atrás y luego otro. Él no estaba sobrio, no estaba en sus cinco sentidos, y eso hacía que una alarma se despertara en mí; mientras que mi cuerpo se tensaba.

—Arthur me estás asustando —hablé con la voz temblorosa.

—¿Te estoy asustando? —indagó y sonrió—. Dime cariño, ¿te divertiste con Barry?

La sangre en mis venas se helo al escuchar el nombre salir de sus labios, sus ojos escudriñaron mi rostro; esperando una reacción. Sus ojos estaban inyectados en sangre, lucía furioso, como un león que estaba en su jaula y quería ser liberado.

—¿Conoces a Barry? —inquirí en un susurro.

Al ver su mirada oscurecerse hasta el punto en el cual no distinguía su pupila me arrepentí de haber hecho esa pregunta. Soltó una carcajada, desordenó su cabello mientras inhalaba y luego exhalaba con fuerza.

—Eso es lo que menos te debe importar —masculló entre dientes, acercándose de manera amenazante, haciendo que yo retrocediera—. Quiero que te alejes de él, no quiero volver a saber que lo viste, porque juro que te vas a arrepentir, Layla.

El recuerdo de un amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora