Capítulo 58

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Multimedia: Sia-Helium

Hola! Este capítulo es fuerte, tocas temas sensibles y puede llegar a ser incómodo de leer, espero que les gusté, que les haga sentir muchas emociones y recuerden, no es no.

Bonita noche <3

Un deja vú cruzó mi mente

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Un deja vú cruzó mi mente.

Me paralice de inmediato y la respiración quedó atascada en mi garganta antes el sentimiento de estar repitiendo todo otra vez, mis manos estaban temblando y mi corazón iba de prisa mientras observaba la casa a lo lejos Le había respondido a Jazz preguntando dónde estaba, ella me envió la dirección y pidió que la buscara. Intenté llamarla, pero su teléfono me enviaba al buzón.

—Es más fácil si nos dividimos y buscamos por el lugar —musitó Ethan mientras mirábamos la cantidad de personas que había en la casa.

—No es una buena idea —dijo Derek.

—Hay muchas personas, Derek.

Él volteó a verme y negó con la cabeza.

—No pienso dejarte sola, no cuando ellos pueden estar aquí.

Entendía que se refería a Arthur, Marcus y Paige, y por eso es que los había llamado en busca de ayuda cuando ví la dirección que Jazz me había mandado y ellos no habían dudado en aceptar.

Tragué saliva con fuerza ante la idea de volver a ver a Arthur, no quería hacerlo, había estado bien sin verlo, a veces lloraba, a veces, cuando mi mente me torturaba pensando una y otra vez quería ir a buscarlo y abrazarlo, sin embargo, no lo hice.

Debía seguir sanando, debía seguir avanzando.

—Estaré bien, si ocurre algo te llamaré —dije.

Él quiso refunfuñar.

—Vamos, Derek, entre más rápido la encontremos, más rápido nos iremos —añadió Ethan.

Un suspiro brusco salió de los labios de Derek, se quitó la gorra que tenía y me la colocó, acomodando mi cabello.

—Intenta pasar desapercibida —musitó con la voz llena de súplica—. Y no dudes en llamarme, no dudes en correr si algo ocurre. ¿Bien?

Asentí con la cabeza.

—Bien.

No muy convencido de mi respuesta asintió con la cabeza, los tres salimos del auto y comenzamos a ir en dirección de la casa, lugar dónde todo había comenzado. Mi estómago estaba revuelto y amenazaba con expulsar todo lo que había comido.

Ann.

Su nombre se deslizaba una y otra vez por mi mente, si ese día la hubiera buscado sola, si hubiera rechazado la oferta de Arthur de ayudarme a buscarla.

El recuerdo de un amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora