Capítulo 66 |FINAL| Parte II

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Multimedia: Demi Lovato- Smoke and Mirrors

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|II PARTE|

—¿Cuál es el principio? —Me atreví a preguntar. La mirada de Marcus se deslizó hasta mí, sonrió con orgullo y se cruzó de brazos.

—Gracias por preguntar, Layla. —Miró a Arthur por unos segundos—. Deberías ser más como ella. —Volteó a verme—. Ahora, les voy a contar una historia, pero... —se giró y buscó algo con la mirada, después caminó hasta donde estaba el banco y lo colocó enfrente de nosotros, luego se sentó él, metiendo la pistola en la cinturilla de su pantalón. Y sonriendo de oreja a oreja empezó a relatar—, pero. —Volvió a repetir—. No creo que te guste mucho la historia, Arthi. —Chasqueó la lengua—. Se me está olvidando algo. —Hizo un gesto pensativo y después aplaudió a la vez que gritaba—. ¡Claro! —Rio y negó con la cabeza.

Parecía un demente, vi de reojo a Arthur y en su rostro se miraba que estaba confundido y asustado, igual que yo. Seguí observando a Marcus, quien después de reírse se levantó del banco y caminó hasta las escaleras, se agachó y tomó algo de un escalón. No podía observar bien que era, ya que él lo escondió rápido detrás de su espalda y volvió a caminar hasta donde nos encontrábamos, para luego sentarse en el banco sonriendo.

—Ahora si comencemos —anunció con una de sus manos detrás de su espalda—. ¿Quieres saber qué hay detrás? —preguntó y subí la mirada hasta sus ojos—. Debes esperar un poco más. Solo un poquito más y sabrás que hay, no comas ansias muñequita.

—Deja ya los malditos rodeos —masculló Arthur con irritación.

—¡Uy, alguien ya se está enojando! —exclamó Marcus fingiendo estar asustado y después soltándose a reír—. Ya, ya, hay que comenzar. —Observó su mano izquierda, donde había un reloj—. Porque amanecerá pronto y no quiero retrasar mis planes. —Volteó a verme y sonrió—. Empecemos.

» Hace tres años, cuando mi abuela murió me metí en una pelea. Estaba furioso con el mundo por habérmela arrebatado y necesitaba sacar de alguna manera mi enojo. En la pelea no me fue muy bien. Terminé con el rostro llenó de sangre y con los nudillos destrozados. —Soltó una pequeña risa—, recuerdo que estaba lloviendo y yo caminaba debajo de ella. Mientras me tambaleaba por el alcohol que corría por mis venas.

» Terminé cayéndome en una esquina, parecía un niño pequeño que estaba perdido y... —Alzó la mirada hacia mi—. Apareció ella. —Agachó la mirada al suelo. Mientras relataba sus ojos se llenaban de tristeza, de melancolía—. Tan dulce y tierna como un maldito ángel. —Volvió a verme—. Hasta le pregunté si era un ángel y ella sonrió, su sonrisa era hermosa. —Meneó la cabeza hacia los lados sonriendo—. Ella me ayudó, me llevó hasta mi casa y me curó las heridas, ella me consoló cuando le conté lo de mi abuela, ella era un ángel. Ella era mi salvación.

» Tú lo dijiste, Layla. Quiero ser salvado, todos queremos serlo, pero no a todas las personas nos salvan, no todos tenemos salvación. —Suspiró—. Esa no fue la última vez que la vi, porque semanas después la volví a ver en la universidad. —Giró a ver a Arthur—. Ella estudiaba psicología.

El recuerdo de un amor ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora