Epílogo |Original|

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Multimedia: James Arthur - Say You Won't Let Go

Mientras crecemos la vida nos da lecciones, nos enseña que no todos son lo que aparentan ser, que no todas las personas son buenas, nos enseña que habrá días buenos y días malos, que caeremos mil veces y tendremos que levantarnos dos mil veces más

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Mientras crecemos la vida nos da lecciones, nos enseña que no todos son lo que aparentan ser, que no todas las personas son buenas, nos enseña que habrá días buenos y días malos, que caeremos mil veces y tendremos que levantarnos dos mil veces más.

Y hace dos años atrás aprendí muchas lecciones. Aprendí que la realidad y la ficción son dos cosas completamente diferentes, dos perspectivas que no se deben confundir o todo saldrá mal. Aprendí que el amor no lo cura todo, y que las personas pueden jugar con tu mente como si fueras un títere.

Una ráfaga de aire revolotea mi cabello, desordenándolo en distintas direcciones. Aprieto con más fuerza la tela del abrigo que llevo puesto y dejo salir un suspiro. No puedo moverme, mi cabeza les da órdenes a mis pies, pero no puedo. Me es difícil.

Mis ojos están empañados por las lágrimas, mi pecho duele y quiero salir corriendo, pero necesito despedirme, necesito cerrar el ciclo, aunque no soy capaz de traspasar las puertas del cementerio. Cierro mis ojos y dejo escapar un pequeño sollozo, dejo que las lágrimas se deslicen por mis mejillas y no las detengo.

Marcus le disparó tres veces en el pecho a Arthur, y la tercera bala dio directo en su corazón, matándolo de inmediato. A Marcus lo encarcelaron y juzgaron por el homicidio de Emily, de Paige y Arthur, deteste ir a declarar. Odié los juicios. Porque cada vez que iba, cada vez que lo miraba sentía ganas de partirle el rostro, ya que él sonreía.

A Marcus lo declararon inestable mentalmente y actualmente está en un psiquiátrico.

Gracias a la llamada que hice dieron con el lugar, aunque la llamada no dió mi ubicación exacta, tuvieron un gran perímetro para inspeccionar, diendo conmigo corriendo, el lugar estaba realmente lejos, estaba casi en la nada y era una propiedad no conocida ni por el tío de Arthur, quién llamaba para saber si estábamos bien, pero las llamadas nunca eran lo suficientemente largas para que la policía (con quienes estaba colaborando) dieran con la ubicación, y más cuando el teléfono era desconectado luego de que la llamada acabara.

—¿Estás bien? —inquieren.

Asiento con la cabeza sabiendo quien es.

—Estoy bien, Lisa.

Abro mis ojos y observo a la mujer que está a mi lado. Ella es mi psicóloga. Sus ojos negros me observan con cariño, como lo haría una madre con su hijo. Su cabello negro es agitado por el viento y algunos mechones escapan de su cola.

Me ha escuchado muchas veces, ha estado ahí en medio de mis ataques de culpa, me ha consolado y enseñado que puedo seguir adelante.

—No te atormentes, cuando estés segura te despedirás —susurra con delicadeza.

—¿Cuándo será eso?

—Has avanzado mucho, despedirte de él es algo que tienes que hacer cuando estés segura. —Señala mi corazón—, cuando tu corazón acepte lo que ocurrió, cuando acepte que no puedes seguir recordándolo con dolor.

El recuerdo de un amor ©Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin