Capítulo 5

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Multimedia: Lauren Jauregui -expectations

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—¡No! —grité—. ¿Por qué demonios haces eso? —Coloqué el libro a un lado de la cama y froté mi rostro con ambas manos.

—¿De qué hablas? —inquirió Anne.

—La protagonista cerró los ojos antes de tiempo y él se burló de ella, ya que creía que él la iba a besar —relaté—. Es estúpido, siempre hacen lo mismo y terminan con el orgullo por el suelo.

—Quizá se dejó llevar por el momento —señaló.

Nos hallábamos en mi habitación, era la noche de la cita de Anne y sus nervios estaban a flor de piel. Prefirió ir a mi casa para que la ayudara a arreglarse —según ella, pero la realidad era que yo leía y ella se vestía—. Ya tenía puesto el vestido celeste y unos zapatos bajos, su cabello estaba recogido en una cola alta y tenía algunas ondas en él, su rostro tenía el maquillaje básico.

—Pues por dejarse llevar por el momento, terminó con su orgullo por los suelos —me levanté de la cama y caminé hacia ella—. Deberías dejarte el cabello suelto —sugerí.

—¿Tú crees? —cuestionó, mirándose al espejo.

—Sí. —Deshice su cola alta, dejando que su cabello cayera por su espalda, luego lo partí por la mitad y lo repartí por ambos lados de su rostro, dejando algo en la parte de atrás; después arreglé algunas ondas—. Ahora te ves mejor.

—Gracias —me abrazó.

—De nada —le devolví el abrazo y con una pequeña sonrisa en los labios añadí—: ¿Para qué son las amigas si no es para ayudar?

—Cierto —se separó de mí y tomó por los hombros—. Ahora que me acuerdo, ¿Qué ocurrió con Derek?

Aquella sonrisa que se había dibujado en mis labios desapareció de golpe, hice una mueca y me encogí de hombro. Nos habíamos estado evitando a toda costa, cuando nos topábamos por los pasillos hacíamos como si no hubiéramos visto al otro, él debía de estar avergonzado aún, y yo seguía enojada por cómo se había comportado, fue algo que me sacó de orbita y no vi venir.

—Nada —musité y me lancé de espaldas a la cama.

—Layla...—pronunció—. Te conozco y sé que algo ocurrió.

—Es un idiota, soy una idiota —dije, tapándome el rostro con una almohada—. Todo iba bien, ¡hasta me estaba cayendo mejor! Pero de un momento a otro empezamos a discutir y todavía no entiendo por qué actuó como lo hizo.

—Nadie empieza a discutir de un momento a otro. —Sentí como una parte de la cama se hundía—. Así que dime. ¿Qué hiciste?

Quité la almohada de mi rostro y me senté.

—Todo se fue a la mierda por querer ayudar. Eso es todo.

—Layla —susurró—. Solo querías ayudar, siempre quieres ayudar. —Colocó su mano en mi hombro—. Pero algunas personas son más reservadas que otras y no van por las calles contándoles a todos su vida.

El recuerdo de un amor ©Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin