Capítulo 18 - Parientes

1.4K 185 62
                                    



Los cinco jóvenes de pie tras el sujeto que acababa de sobrevivir a la explosión de un avión de alguna forma, no sabían qué decir.
Tenían ante ellos, también, a un cadáver, así que decidieron permanecer en silencio pues la otra persona debía estar triste.
Bueno, ¿y por qué no lo estaría? A juzgar por lo que habían escuchado, acababa de perder a un viejo amigo suyo.

Ahora el sujeto estaba arrodillado al lado del cuerpo inerte, y para sorpresa de todos, bastante tranquilo y calmado.
¿Por qué no lloraba? Nadie sabía respondérselo, al menos una lágrima sería normal si acaba de morir alguien cercano.
(T/N) recordó lo de sus padres y decidió que, al fin y al cabo, dependía de las condiciones.
Pero en este caso los cinco estaban esperando a que llorara, o por lo menos se viera triste.

Hubo silencio por algo de dos minutos, ni los cinco del frente ni los tres que se habían quedado al lado de los vehículos sabían qué hacer.
¿Ofrecerle ayuda para enterrar el cuerpo? Parecía lo más lógico.

—Lamento que hayan tenido que presenciar todo este drama. — se disculpó calmadamente de pronto. Vaya, así que sí sabía hablar español.

Todos se sorprendieron, pues su tono de voz no indicaba tristeza.
Era un simple tono amable.

El sujeto se puso en pie y se giró para verlos, mirada tranquila y ojos verdes como esmeraldas, cejas bastante gruesas y ojeras bastante notorias, quitándose la máscara de presión y dejando que colgara sobre su pecho.
Les sonrió como si estuviera cansado.

Er, no problem, dude...— dijo Alfred, inseguro de cómo reaccionar y viendo que ninguno de los otros cuatro sabía qué decir.
—¿Quieres...? Um...— (T/N) quería ayudar de alguna forma, pero no sabía cómo.
—¿Quieres que te ayudemos a enterrarlo?— preguntó casualmente Natalya, entendiendo lo que pensaba la joven.
—Sería una gran ayuda, muchas gracias. — aceptó el sujeto.

El grupo volvió a los autos y le explicaron todo a los otros tres. Mientras, el desconocido cargó su mochila a su espalda y levantó al difunto sobre su hombro como un saco de papas.

Caminaron junto con los vehículos hasta un parque que había sido tomado por las plantas mutadas. Al lado de lo que habría sido una fuente se detuvieron y cavaron una fosa, y el sujeto echó al cadáver, cruzando sus manos y colocando la cadena con la placa solitaria entre ellas.
Rellenaron la fosa y retrocedieron, encontrando un pedazo de valla de madera a un lado y clavándolo a la cabecera a modo de lápida.
Ahí, el sujeto escribió con su cuchilla una fecha que ellos desconocían de hace más o menos veinticinco años; la fecha actual, una insignia que tampoco reconocieron y la inscripción: "Aquí yace Eric Robinson, muerto durante La Sequía" en inglés.

Todos retrocedieron, guardando un solemne minuto de silencio y dejaron el parque.
Una vez fuera de lo que más parecía una selva de plantas mutadas, se sentaron en unas bancas a las afueras y Peter abrazó a la joven, movido por lo que acababa de pasar.
Ella acarició sus cabellos con calma.

So... ¿Cómo fue que tu avión terminó así?— preguntó curioso Alfred desde la banca frente al sujeto.
—Pasaba sobre una especie de barranco para cuando me dispararon desde una refinería abandonada. — narró con calma. — Honestamente, no me lo esperaba.
—Querrás decir pasábamos. — le corrigió la bielorrusa, pues en ese avión iban dos personas.
—No, pasaba. — la miró el tipo. — Mi compañero ya estaba muerto para ese momento.
—¿Eh? ¿No fue el impacto lo que lo mató?— se sorprendió Ivan. — ¿Entonces qué?
—Murió de inanición, simplemente dejó de hablarme y respirar mientras sobrevolábamos una pampa. — miró al piso. — Cuando giré a verlo sentado a mi lado, ya tenía los ojos de la muerte. — miró al ruso. — Eso debió haber sido unas tres horas antes de que me dispararan.

Agua, por favor [Hetalia]Where stories live. Discover now