Capítulo 62 - El primer acertijo

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(T/N) verificó que todo estaba en orden y en su lugar y se puso en pie. No tenía idea de a dónde se dirigía, pero decidió recorrer la habitación río abajo.

Caminó por tres minutos en silencio y sin interrupciones hasta llegar a una pared de piedra. Miró a su alrededor, pero no veía ningún agujero ni puerta. Pensó y pensó, acabando por dirigir su mirada al agua. Notó que el río seguía moviéndose en dirección hacia la pared, como si tuviera huecos bajo el agua por los que filtrarse.
Se acercó al borde e inspeccionó la sección de la pared que se encontraba sumergida, descubriendo unas rejas que separaban esa habitación de la de al lado mientras permitían el libre tránsito del agua.

Se sentó al borde de la plataforma rocosa y se dejó caer al agua, sin llegar a sumergirse por completo. Nadó con calma hacia las rejas, sintiendo la suave corriente jalándola hacia el otro lado. Observó a su alrededor desde esa nueva perspectiva y reparó en una pequeña inscripción en la pared que no brillaba, a la altura de su cabeza justo sobre el nivel del agua.
Se acercó y forzó su vista en la falta de luz suficiente y leyó: "Los humanos tienden mucho a mirar al cielo."

Retrocedió de espaldas con simples brazadas y se impulsó fuera del agua, sentándose en el borde con las piernas aún sumergidas. ¿Qué significaba eso? No le extrañaría que fuera alguna especie de acertijo que tuviera que resolver para pasar al otro lado.
¿Era una pista?

"Los humanos tienden mucho a mirar al cielo." ¿Era bueno o malo? "Al cielo" era una clara referencia a la dirección de "hacia arriba".
Miró hacia el techo cerca de la pared y a lo largo de la habitación. No encontró mucho. Eso quería decir que el "tienden mucho" estaba puesto de una manera negativa, indicando de alguna forma que los humanos deberían comenzar a mirar en la dirección opuesta. Es decir, a la tierra.
Lo que también significaba: "hacia abajo".

Se volvió a dejar caer en el agua y nadó con calma hacia las rejas. Tomó aire y se sumergió, buceando con los ojos abiertos hacia el fondo del río, guiándose con las rejas ante la falta de luz en esa zona. Bajó y bajó hasta que sus manos dejaron de sentir las barras de metal: había encontrado un hueco en la barrera.

Sus pies tocaron el fondo rocoso y se impulsó de vuelta a la superficie para tomar aire. Una vez hubo inflado sus pulmones, contuvo la respiración y volvió a sujetarse de las rejas para llegar al fondo. Tocó el suelo con sus manos enguantadas y pasó por la estrecha abertura entre las barras lo más rápido que pudo.
La corriente prosiguió a movilizarla lentamente dentro de la nueva estancia.

Emergió a un metro de la pared y flotó por un par más, tomándose un rato para admirar el lugar antes de ir a subirse a una plataforma rocosa. Las paredes también estaban iluminadas por inscripciones, y en realidad eso parecía ser algo común en todo el recinto (por lo que ni lo narraremos a menos que cambie). La habitación continuaba a lo largo por otros diez metros y terminaba en una pared que daba la impresión de estar inclinada hacia abajo.
La corriente comenzó a acelerar, y la (nacionalidad) decidió que era un buen momento de continuar a pie.

Para su mala suerte, se encontró con que no había una sección de suelo. Algo asustada, se percató que la corriente comenzaba a arrastrarla cada vez con más fuerza hacia lo que era probable que fuese una cascada.
Para su buena suerte, por otro lado, el nivel del agua decreció hasta alcanzar los treinta centímetros de profundidad.

De pie a medio metro de una pendiente no tan pronunciada como esperaba (era más como una bajada que como una caída), (T/N) se giró a medias para observar por qué el agua había disminuido. No es que hubiera disminuido, sino que el suelo se había ido alzando en una empinada hasta dejarla a treinta centímetros de la superficie del agua, solo con sus pies dentro de sus botas bajo el agua.

Agua, por favor [Hetalia]Where stories live. Discover now