Final - Arthur

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En los primeros días de su estancia en la ciudad, al inglés no se le vio mucho. Se dedicó a estar en su departamento y tender de sus plantas, tomar té a las cinco, bordar, y leer todos los libros que pudiera encontrar en la ciudad en ese entonces (que no eran muchos). Se notaba que no tenía nada que hacer, siendo un militar, y los pasatiempos que tenía no eran suficientes para mantenerlo fuera del aburrimiento a esa edad y mientras todos tenían algo que hacer a su alrededor.

A veces se le veía conversando con el noruego y el rumano sobre quién sabe qué cosa, y otras veces se le veía hablando con Ludwig en la plaza o sentado solo, observando a los niños jugar.
Peter se le acercó un día y le preguntó si no le resultaba aburrido estar sentado ahí sin hacer nada. La única respuesta que recibió fue una sonrisa cansada y un:

-Ustedes tendrían que estar en peligro para que yo tenga algo que hacer.

Poco después tuvieron la junta en la que se decidió abrir una escuela. Para ese entonces Arthur ya parecía un poco irritado con su incapacidad de hacer algo, y casi ni participó durante toda la reunión. (T/N), Alfred, Natalya y él salieron juntos de la sala y bajo el sol del mediodía, oyendo a las aves pasar sobre sus cabezas. Fue en ese momento en que Arthur se detuvo y miró al cielo, como si hubiera descubierto algo que se había olvidado, y como si no pudiera creer que no se hubiera percatado antes.
La (nacionalidad) se giró a ver por qué se quedaba atrás y lo descubrió siguiendo las aves con una mirada y una expresión en el rostro que la dejó sin palabras e inmóvil en su lugar. El inglés bajó la vista aún en su estupefacción y la observó, como si aún no pudiera creerse algo. Ninguno de los dos pronunció palabra.

Arthur se encerró en su departamento desde ese día, y no salió hasta poco después de la apertura de la escuela, donde dejó Belafari bajo el desconocimiento de todos.
Menos Peter.

-Ugh, ¿dónde está Arthur? -se preguntó un día la (nacionalidad), luego de volver de llamar a la puerta de su departamento para la siguiente reunión.
-Eh- -se sorprendió Peter desde el otro lado de la mesa.- ¿Aún no ha vuelto?
-¿Vuelto? -inquirió confundida ella, mirando al niño.- ¿De dónde?
-Hace un par de días lo vi saliendo de la ciudad. -Peter explicó.- Llevaba su máscara puesta, y una mochila gigante en su espalda.

La desaparición del inglés fue notificada al resto del grupo, y una parte se quedaron bastante confundidos al respecto. Nadie supo a dónde fue, ni cuándo volvería, ni cómo contactarlo para preguntarle por qué. Se resignaron a esperar que volviera en algún momento y continuaron con las actividades en Belafari.

El tiempo pasó, e Ivan y compañía lograron reconectar las computadoras a internet. El grupo pensó entonces en buscar a ver si en algún lado encontraban al inglés, pero desistieron al suponer que de momento solo ellos podían acceder a la red. Tuvieron que pasar un par de semanas para que más gente fuera de la ciudad comenzara a aparecer en línea para que descubrieran que otras ciudades resurgentes estaban progresando como ellos.

Ivan, quien por ese entonces estaba encerrado en su departamento sin cosas que hacer, encontró al inglés en un foro de aviación mientras vagaba por la red en su intento de distraerse del frío. Informó al grupo de su descubrimiento y le siguieron la pista hasta un foro en inglés donde discutían acerca de levantar aviones de la misma forma que comenzaron a movilizar a los autos luego de la abolición del petróleo y gas para vehículos terrestres.

No se supo de él durante otro buen tiempo hasta que inició el boom de los relojes de Ludwig y oleadas de visitantes llegaron de todos lados para comprarlos. Arthur reapareció con uno de los grupos de trotamundos, con la mochila rellena y unos ademanes tan prácticos que sentían que el viaje le había ayudado a tranquilizarse.
Lo primero que hizo al llegar fue arrastrar a Alfred y su equipo y se encerró con ellos en el departamento del estadounidense.

Agua, por favor [Hetalia]Where stories live. Discover now