Final - Elizabeta

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De Elizabeta fue otra de las que más se oyó, y la gran mayoría de veces acompañada del estadounidense. Sin embargo, de ella se oía a penas menos, ya que mientras Alfred hacía cosas que se veían desde todos lados, la húngara se encargaba de decorar y ambientar los interiores -que, como el nombre indica, solo se ven desde dentro-.
Logró convertir el remodelado museo en una escuela acogedora, evitar que el hospital fuera frío e indiferente, hacer que todos tuvieran la casa de sus sueños; y muchas cosas más.

En sus ratos libres visitaba a Kiku de cuando en cuando, demasiado curiosa al respecto de lo que hacía su escritor favorito pero comprendiendo que gustaba de estar solo buena parte del tiempo. Comenzó a pasarse por el Centro de Adopción en cuanto fue inaugurado, en parte para verificar que su diseño del interior tenía sentido y era acogedor; pero también para visitar a Yekaterina en su trabajo y jugar un rato con los animales.

Se veían con (T/N) a menudo, ya que ambas tenían muchas cosas que hacer e iban de un lado a otro todo el tiempo. Aprovechaban sus encuentros casuales para soltar un poco de charla y ponerse al día en lo que hacía la otra y las personas a las que veían. La húngara le hacía el favor algunas veces de traer a Peter de casa de algún amigo cuando ella estaba cerca y tenía la oportunidad de ayudar, mientras que la (nacionalidad) se pasaba de vez en cuando por donde sea que estuviera trabajando la castaña para dejarle un pequeño lonche.

Elizabeta nunca tuvo un proyecto personal que tomase parte de su tiempo y al cual se dedicó de un momento a otro. Su presencia en la ciudad consistía en arreglar las pequeñas cosas y seguir diseñando los interiores de todas las edificaciones en Belafari. Fue la principal promotora del proyecto de Kiku, y la encargada de diseñar, junto con Alfred, todos los escenarios y lugares en los que habían estado a lo largo de su travesía. Se podría decir que, durante la producción del primer capítulo, sí dejó un poco de lado su trabajo usual; pero igual todos en la ciudad hicieron eso así que no sería la excepción.

-¡No puedo creer que de verdad esté sucediendo! -comentó la castaña un día que se encontraron en la plaza norte.
-¿Ah, no? -la miró (T/N).- A mí me da la impresión de que Kiku lleva planeando esto desde hace mucho tiempo.
-¡Claro que sí! -admitió la otra.- Por algo ha estado documentando nuestro viaje en fotos y en texto. ¡Lo que no puedo creer es que yo esté formando parte de esto!
-Teniendo en cuenta tu especialidad, no me parece tan extraño. -rio un poco la (nacionalidad).
-Lo sé, pero... ¡agh! ¡Llevo admirándolo desde lejos por cuatro años, esperando las actualizaciones de su blog todos los miércoles por las tardes! -comenzó la húngara.- ¿Puedes creer que nunca me atreví a comentar cuánto amaba su historia? Cuando comenzó la sequía, pensé que había perdido toda oportunidad de decirle a mi autor favorito cuánto su historia había cambiado la forma en la que veo las cosas y me había ayudado a llenar momentos donde era hasta peligroso no tener algo de distracción. ¡Y ahora le ayudo a realizar un proyecto que comenzó a planear durante la maldita apocalipsis!

Como era de esperarse, Elizabeta no cabía en su felicidad cuando salió el primer capítulo y presenció con sus propios ojos, no solo los escenarios que había diseñado implementados en un trabajo de su escritor favorito, sino también parte de su propia historia narrada junto con los fragmentos de las historias de los demás involucrados en la locura que fue seguir a (T/N) por el fin del mundo. Lloró en los hombros de la (nacionalidad) y la ucraniana como nunca había llorado antes en su vida, y creyó que sus lágrimas de felicidad se habían acabado cuando la celebración se tranquilizó y Kiku y el resto del staff pasaron a responder preguntas de los espectadores; pero se equivocó.
El japonés se abrió paso a través de la gente hasta donde estaba la húngara vistiendo su polo que leía "Fan #1, apártense", e hizo una reverencia de agradecimiento frente a ella que dejó a todo el mundo en silencio.

-Muchas gracias por apoyarme desde el inicio. -comentó con una sonrisa luego de pararse derecho.

Y la castaña se deshizo en un desastre de lágrimas, sonrisas, y balbuceos intentando decir que no había problema.

Las cosas siguieron con calma y con tranquilidad en el surgimiento de Belafari. (T/N) y Elizabeta siguieron encontrándose de cuando en cuando, mientras una salía de un lado y la otra entraba. Se juntaban en las competencias de invierno, se veían en la gigantesca piscina que fue inaugurada poco después del primer aniversario de la ciudad; y solo entonces la (nacionalidad) se percató de lo buena que era la húngara en natación a pesar de haber sido salvada por ella en el recinto de agua durante la Sequía.

Se volvieron amigas muy cercanas, y aunque sus encuentros eran cortos, era una de las personas que (T/N) veía con más frecuencia; es más, la veía casi todos los días. Era algo reconfortante saber que, a pesar de sus agitadas rutinas diarias, lograban verse para intercambiar comentarios casi sin falta.
Llenaba a la (nacionalidad) de una sensación parecida a que, a pesar de que cada uno tenía cosas que hacer, seguían siendo un grupo unido debido a todo lo que habían soportado juntos. Y Elizabeta era, por supuesto, su principal ejemplo.

Pero algo comenzó a extrañarla tiempo después del primer aniversario. Elizabeta parecía angustiada con algo, y casi ni notaba cuando se encontraba con la (nacionalidad) en la calle.

-¿Estás segura de que todo está bien? -insistió por cuarta vez la otra, deteniéndola una tarde al salir del centro de adopción.
-Sí, todo está bien; es solo que esta semana hay muchas cosas que hacer y no sé si las terminaré a tiempo. -había dicho la castaña, apresurada, antes de agitar su mano en adiós y salir corriendo en la dirección opuesta.

Pasó la supuesta semana ocupada, y las cosas no cambiaron. Es más, parecieron empeorar.

-En mi defensa, -soltó algo irritada la húngara una mañana en que la (nacionalidad) mencionó el tema.- en serio pensé que era por el trabajo.
-Y asumo que no lo es. -la miró seria la otra.
-No.
-¿Y me puedes decir qué es, de una vez por todas? -apremió (T/N).- Se está volviendo preocupante, Elizabeta.
-Es que... -comenzó a decir la otra, pero se detuvo.- En verdad no sé qué hacer al respecto.
-Bueno, ¿por qué no me lo dices? Dos cabezas son mejores que una, ¿o no? -se cruzó de brazos la (nacionalidad).

La húngara la miró y tomó aire, como si se preparara. Se levantó de la banca en la que estaba sentada, y miró a la otra a los ojos, decidida.

-Sé que va a sonar raro, y dudo que sea lo que pensaste que sería, pero... -comenzó.- Pero creo que estás comenzando a gustarme, (T/N).

La (nacionalidad) se quedó muda.

-Y no lo sé, era raro. -Elizabeta miró a un lado.- Comprendo perfectamente cómo llegué a este punto, en realidad no me sorprende; el problema es que no sé cómo lidiar con esto sin que se vuelva incómodo para ambas. Digo, ¡te quiero!, ¿de acuerdo? Como amiga y como más, pero... -se llevó las manos a la cabeza y miró al cielo.- ¡Agh! ¿Cómo lo digo...?

(T/N), habiéndose recuperado de su shock en lo que duró el discurso desenfrenado de la castaña, colocó sus manos sobre las de ella y le hizo bajar la cabeza hasta que la estuviera viendo.

-Escucha, yo también te quiero, ¿de acuerdo? -repitió lo que la otra había dicho, no pudiendo evitar que se le escapara una sonrisa.- Como amiga y como más. No te preocupes por hacerlo incómodo, porque no puede serlo si ambas sentimos lo mism-

La húngara se abalanzó sobre la (nacionalidad), interrumpiéndola y evitando que terminara lo que iba a decir. La levantó con una fuerza que asustó hasta a la otra y la giró en una risa de alivio que podría haber durado el resto del día si (T/N) no la hubiera asfixiado en broma a propósito con su abrazo para que se calmara.


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Volví ewe

Sigue Antonio

Nos vemos entonces ^^7

Les loveo <3

-Gray

Agua, por favor [Hetalia]Where stories live. Discover now