Prólogo

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Las luces se mueven con rapidez, las voces se disuelven contra el viento y la sonrisa que tiene desde que comenzó con su corrida va desapareciendo a medida que va avanzando. Ha perdido a Ray de vista hace un buen rato cuando le entregó la bendita bolsa con el dinero. Él mismo le había dicho que fuesen más discretos, pero el del afro estaba tan empeñado en su plan que le jodía. Comenzaron a correr cuando los tipos a los que acababan de robar empezaron a perseguirlos.

Había hecho eso millones de veces, casi era una rutina: despertaban en su pocilga, desayunaban algo que robaron la noche anterior, Ray ideaba un mal plan para un nuevo robo que por alguna razón siempre terminaba bien, demasiado bien, y él, por no quererle llevar la contraria a la única persona que tenía consigo y su mejor amigo de toda la vida, le seguía sin lugar a dudas.

Entonces corrían cuando creían que serían capturados, pero nunca era así; ellos jamás serían capturados. Y todo porque preferían quedarse en un bonito almacén abandonado a comprarse una mansión con todo el jodido dinero que poseía. Algo como un disfraz entre el resto. Cambiaban de estilo cada cuanto y en el lugar de él, obtenía un nuevo tatuaje o sólo cortaba su cabello. Tú no puedes simplemente ir por ahí presumiendo ser uno de los mejores ladrones de jodido Belleville, ¿cierto?

El dinero siempre era lo de menos, pero les gustaba esto. A ambos les gustaba ser unos ladrones de mierda, que fumaban cuanto porro se les pusiese en frente y en el caso de Ray, follarse a algunas cuantas chicas. A él eso no le interesaba, lo cual era curioso, pero así de simple. Sólo no le interesaba.

— ¡Frank! —la reconocible-a-millas voz de su amigo lo hace girarse sobre sus talones. Ya nadie lo sigue, pero hay demasiadas personas. Puede detenerse y mirar a su alrededor en busca de algún indicio de que su amigo esté cerca. No ve nada—. ¡Frank!

Suena asustado, y mierda, Raymond nunca está asustado. ¿Cómo supones sentirte cuando tu único amigo el-que-nunca-tiene-miedo suena asustado?

— ¡Ray! —grita de vuelta, comienza a desesperarse—. ¡¿En dónde estás?! ¡No puedo verte!

Su pequeño cuerpo choca repentinamente contra otros: mujeres, niños, todos desconocidos, el centro de ésta jodida ciudad es una mierda. No deja de mirar hacia todas partes, ya no puede escuchar a Raymond por ninguna parte. Y siente cagarse, porque mierda, nunca ha sido fuerte estando por sí solo, aunque jamás lo admita. Siempre han sido él y Ray, siempre.

Agradece para sí mismo el haberse pasado la máquina afeitadora por la cabeza el otro día, su molesto cabello ya no le impedía visualizar con facilidad y hasta lavarlo era mejor. Necesita a Ray consigo cuanto antes. Es cuando bajo maldiciones decide comenzar a correr hacia el lado contrario, desde donde viene.

— ¡Ray! —su garganta duele al gritar con fuerza, le importa una mierda—. ¡Dime en dónde estás!

— ¡Ayuda, Frank!

Se desespera, a la mierda todo el dinero, a la mierda el ser los mejores ladrones del puto Belleville. De aquí parecen no salir vivos. Piensa en toda su vida, en la de Ray. Cuando abandonó casa, o más bien, cuando Linda lo botó de casa. Él no dijo nada, él calló, tomó sus cosas, dijo un último "te amo" sincero y se marchó. Sin lágrimas, ni peleas, sólo unas palabras y eso fue el fin.

Ahora deseaba jamás haberse ido, ahora deseaba ver a Linda, decirle que la ama, que a pesar de todo siempre fue una buena madre. Incluso deseó haber sido un mejor amigo para con Ray. Ese idiota se merecía todo por nunca haberlo abandonado y seguir sus malos pasos juntos.

Ellos sólo querían estar bien.

Cuando ve a Ray, parece respirar, pero no por mucho. Ya no hay personas a simple vista y el latino está siendo ahorcado por otro tipo que rápidamente lo golpea y prosigue a colocar un antifaz negro que cubre toda su cara. Va a gritar, pero un golpe en la mandíbula lo acalla, no llega a ver de quién se trata, sólo sabe que el golpe lo marea y no le da la oportunidad de defenderse.

Sus brazos se inmovilizan, cae abruptamente contra el suelo y recibe otro golpe en el estómago que le saca todo el aire. Sabe que sigue consciente, pero su vista se torna negra y el aire le falta.

Están jodidos.

Jodidos y capturados.


stealers game › frerardWhere stories live. Discover now