XXVII

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                La última vez que recuerda haberse sentido plenamente feliz, fue cuando Linda lo llevó a recoger dulces a su vecindario porque, no sólo se celebraba su cumpleaños, sino que Halloween también. Para cuando celebrar Halloween dejó de ser divertido; él ya se había tatuado la palabra en sus dedos, había robado una de las tiendas cercanas junto a Ray y otros dos chicos y Linda había empezado a acostarse con cuanto hombre poco atractivo pero que le pudiese brindar algo de dinero se le pasara por el frente. Es cuando su cumpleaños también dejó de ser relevante. De no ser por su memoria impecable, desearía con todas sus ganas no recordarlo, que cada recuerdo de esa festividad se colara fuera de su mente y que todos los problemas a raíz de eso también se disiparan como el humo de cualquier cigarrillo barato que pasase por sus labios.

Lo notó hace un par de días, el calendario marcaba veintinueve de octubre, y como Ray no está por ahí y no vale la pena hacérselo saber a Danger o Gerard; lo dejó flotar en su mente, completamente despreocupado. No ha visto el calendario, pero sin embargo, sabe cuál es la fecha actual y qué sucedió la noche anterior:

Se sintió plenamente feliz una vez más. Y quisiera alardear con que su cumpleaños tuvo algo que ver, pero no es cierto. Gerard se lleva todo el crédito.

Al bajar las escaleras y encontrar a sus compañeros desayunando alrededor de la mesa, siente la necesidad de sonreír. Así que lo hace.

— ¡Buen día! —exclama, captando la atención de todos. Su alegría es inusual y ellos lo notan. En el caso de Danger, intercambia miradas con Gerard sentado un poco más allá a su lado y el ojiverde la desvía, queriendo esconder su sonrisa tras la taza de café para luego continuar comiendo. Los saluda a todos deseándoles un buen día o preguntándoles cómo amanecieron, lo que los hace detener su desayuno para observar a un extrañamente contento Frank. Abraza a Danger, da un apretón al hombro de Will a su lado, y último pero no menos importante; toma el rostro de Gerard quien logra tragar su bocado antes de que el tatuado ataque sus labios. El comedor queda en completo silencio. Gerard deja caer el tenedor en el plato viéndose sorprendido por la actitud del avellana y sobre todo su inesperado movimiento para corresponder al beso, pero Frank se separa, pasando por encima para tomar un trozo de pan de la mesa y darse la vuelta para entonces servirse algo de café.

El teñido mira a su alrededor: Billie observa confuso, al igual que la mayoría. Mientras que Danger y Will lucen divertidos junto a Mikey, Frances, Kellin y Vic. Y la sangre le sube a la cabeza haciéndolo lucir casi del color de su cabello, sólo que brilloso.

—... Lo sabía —dice Vic rompiendo el silencio.

— ¡¿Por qué?! —alarga Kellin con fastidio, dejando caer las manos sobre la mesa.

—Porque eres un imbécil. Te lo dije —Vic ladea la cabeza, tomando de su taza—, te lo dije.

— ¡Oh, ahora tendrás que saltar a la piscina a media noche! —exclama Frances tras soltar una carcajada, haciendo gruñir a Kellin y reír a Danger.

— ¡Tú lo sabías! —el ojiazul apunta a la castaña quien alza las manos en defensa.

—Ella lo sabe todo —murmura Rafael divertido a un extremo.

—Yo lo sé todo —ladea la cabeza, Kellin la mira con los ojos entrecerrados.

Gerard, por otro lado, observa con total confusión a su entorno, acabando por fijar la mirada en su hermano quien sigue luciendo divertido también.

—Ah, sí —respinga Mikey inclinándose sobre la mesa—, ¿te mencioné que hicieron una apuesta?

La lengua del ojiverde acaricia su mejilla interna en un gesto de cabreo.

stealers game › frerardWhere stories live. Discover now