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— ¿Con Gerard? ¿Me estás jodiendo? Frank, ¿sí sabes en dónde te estás metiendo?

Con fastidio, el avellana vuelve a rodar los ojos. Si lo hace muchas veces es posible que sus ojos queden en blanco permanentemente de tantas veces que Ray lo ha provocado a hacer tal expresión. Exhala.

— ¿Sí sabes en dónde tenemos meses metidos? —se acerca a susurrarle—. De aquí no hay salida, Ray. Y mejor baja la voz, que no estamos en un mercado para que estés parloteando como cotorra con gaguera.

Ésta vez es al latino al que le da por poner los ojos en blanco.

—Escúchame —dice bajando la voz, de cierto modo tiene razón, mientras menos llamen la atención en el campo de entrenamiento, mucho mejor—, Danger, está bien, Kellin y Vic, excelente, por mí no hay problema, ¿pero Gerard? ¡Yo ni siquiera sabía que eras gay como para que te dejaras follar por ese imbécil! Y además, creí que lo odiabas.

—No lo odio —desciende su mirada a las balas en su mano, Ray alza una ceja irónico—. Bien, bien, tampoco es mi persona favorita, pero... Me gusta, Ray.

—Supongo que tiene que tenerla grande como para que te haya hecho cambiar de equipo, ¿no?

—Ray —suspira viéndolo alejarse. Su amigo el puertorriqueño lo ignora, carga su arma y sacudiendo su cabeza en decepción comienza a practicar sus tiros junto al resto. Suspira resignado. No comprende el porqué de su cabreo, decidió confesarle algo como un verdadero mejor amigo pensando que él lo apoyaría y sólo le salió con regaños. Ni siquiera Danger que lo ha reprendido más de una vez en el tiempo que han estado ahí ha reaccionado de esa manera.

Pero no quiere creer que una niña de quince años resulta más confiable que la persona que ha estado con él desde el inicio y que posiblemente también estará con él hasta el final, porque si es sincero, mañana podría ser la última vez que lo vería y realmente no desea el terminar de esta manera para con él. Siempre ha sabido que no son malas personas, sólo han seguido malos pasos. Raymond no tiene la cabeza por las nubes, puede asegurar que sus pies están totalmente enterrados bajo tierra. Su mente no es cerrada y sabe que no le molesta el hecho de que tenga gustos diferentes, sino la persona por la cual ha mostrado interés en cuanto a esos "gustos diferentes".

— ¿En serio me vas a dar la espalda en esto? —murmura en su oído, el abundante castaño baja el arma, girándose pesadamente a él.

—No te estoy dando la espalda, estoy intentado adaptarme a la idea de lo idiota que eres. Sólo eso.

Da un respingón cuando dispara de improvisto. Presiona sus labios viendo a Danger a lo lejos, y alza una comisura cuando ve a Andy ayudándola a disparar en el blanco. Por otro lado está Gerard hablando con Mikey y Tré, se obliga a no prestarle atención.

— ¿Soy idiota porque me gusta un hombre siendo yo un hombre?

—Eres idiota por gustarte el imbécil de Gerard que, si bien lo contaste, te violó a unas semanas de llegar a acá.

—No me violó, yo me metí a su ducha y él decidió alejarme por las malas. ¿Acaso estás celoso?

Jadea bajando el arma, la descarga apuntándolo con el estuche de balas.

—Estoy intentado protegerte de ese hijo de puta, Frank. Te está utilizando. Fuera de toda esta mierda del secuestro y del juego y de que todos nos vamos a morir estando aquí, ¡está jugando contigo! Y tú nunca te has enamorado, nunca te ha gustado nadie realmente. Quizás lo que estás es desesperado por sexo y lo único que te quedó fue acostumbrarte a ser follado por él. ¿Por qué no le pediste sigilosamente a Lindsey acostarse contigo? ¿O a Frances? ¿O incluso Amy en su momento?

stealers game › frerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora