XIII

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Las noches en vela se convirtieron en algo común al llegar ahí. El miedo se intensificó, y con ello su ansiedad. Fueron traídos de un país distinto, con un habla totalmente distinta. Incluso se llegó a preguntar qué sería de ellos si Rafael no le hubiese inculcado el inglés, independiente a todos los problemas que siempre reinan su vivienda. Estarían varados en medio de la nada, más de lo que de por sí están. Las cosas pasaron con suma rapidez, a duras penas recuerda haber sido secuestrados. Luego entró el pánico por interactuar con esas personas, rogando silenciosamente que ninguno les fuese a hacer daño, porque de cualquier forma, ¿qué hicieron ellos para ir a parar ahí? ¿Robar para vivir? No es su culpa tener el estilo de vida que tienen, de haber podido escogerlo no estarían ahí en primer lugar.

Lástima que no fueron profesionales, no lograron huir. Y tuvo más miedo, pero eso no le impidió ser ella. Ofrecer cosas a Frank al principio, por ejemplo. Todos sus instintos, el cuidado a sus hermanos menores, nada se había ido, todo en ella seguía intacto. Rafael podría decirle cuantiosas veces que dejase de ser así, ¿pero cómo hacerlo si es una parte de ella? El querer ayudar incondicionalmente. ¿Por qué ser la misma mierda de persona que otras personas han sido con ella?

En su sueño se proyectan todas las cosas que no ha querido hacer, pero que ha tenido. Matar a aquel hombre, todo se resumía a ese momento. Ellos nunca robaron por ambición, siempre lo hicieron por necesidad. Matar nunca estuvo en sus planes. Vivir en el barrio más peligroso de uno de los países más inseguros de Latinoamérica no te deja mucho en qué pensar. No hay la educación, no hay la capacidad, no hay nada. Y para este entonces debería estar acostumbrada a la cantidad de personas que mueren cada día, comparándose con aquel lugar en donde Rafael jugaba por darle refugio a ella y sus hermanos, pero se rehusaba. Algún día todo acabaría, ¿cierto? No hay mal que dure cien años, leyó una vez... Eso también es cierto, ¿cierto?

Agradece a Frank, y a Gerard también por distraerla, hacerla pensar en cosas fuera de las cuatro paredes en las que están encerrados, transmitirle confianza y hacerle compañía. No quiere tomarle cariño a ninguno, ¿pero cómo no hacerlo? Ellos la protegen, lo que lo vuelve triste. No sabe si un día de éstos ellos ya no pasen por ese portón junto al resto, o sus nombres se apaguen del tablero junto al punto de color en sus brazaletes. No estarían más para protegerla y ya el sólo pensarlo hace a su pecho escozar. En sus ojos puede ser sus intenciones, Frank no es una mala persona, Gerard tampoco lo es. Billie y Brendon tampoco, y ninguno de los que están ahí. Son un buen grupo, pero claro, ¿para qué decirlo en voz alta si sonará más patético de lo que suena en su cabeza? Quizás se lo comente a Frank, sólo para saciar la ansiedad de dejarlo ir. Del resto callaría. A veces es mucho mejor si cierra la boca.

Entre espasmos se adentra al cuarto de control, sosteniendo con fuerza la taza entre sus manos. Siente el frío suelo en la planta de sus pies descalzos y los vellos de sus brazos se erizan. Los espasmos sólo se avecinan cuando su ansiedad es relevante, o cuando tiene el presentimiento de que no debería estar haciendo algo como eso. Billie no dijo nada al respecto, por lo cual supuso que la entrada ahí es libre. No se hace muchas ideas de lo que puede llegar a ver, pero la curiosidad no se va. Hay una cámara en cada una de las celdas, observa su cama vacía y a Rafael durmiendo plácidamente al igual que el resto. Pero una de las cámaras está en una celda en particular, y en sí es la que más le interesa hasta ahora.

El hombre al que hizo que Frank rescatara antes de que aquel edificio estallara.

De nuevo sus buenas acciones tomando rienda. Después de lo sucedido en una de las últimas misiones, simplemente no lo podía dejar ahí. Nada iba a perder con regresarse y tomarle el pulso, probablemente perdería la vida, pero podría salvársela a alguien más, ¿no? Son la clase de pensamientos que Rafael detesta, pero nuevamente, forma parte de ella. No puede ir en contra de su naturaleza.

stealers game › frerardWhere stories live. Discover now