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                Por encima de su cabeza el humo se propaga, cegándole instintivamente por el segundo que los pierde a todos de vista. Nunca realizó qué tan jodida podía ser una misión. Debía cuidarlos a todos y en ocasiones sentía que era lo menos que hacía, pero justo ahora, su mente vaga no sólo por ese hecho, sino que de alguna forma ahora sí vale la pena considerarlo. Los movimientos de todos están medidos, Gerard cruza de un deslice a la siguiente pared que denominaría el paradero de la víctima enemiga. Cuida que el mango de la pistola esté correctamente ubicado en la palma de su mano, y dispara. No escucha nada. Mierda. ¿Por qué no escucha nada? Tiene que haber alaridos por parte de alguien, porque se supone que disparó para lastimar a quien sea del grupo contrario. Pero no se preocupa, no es el único punto que le han asignado y tiene la estrategia que los cobardes: atacar por la espalda. Sólo si es necesario.

La lluvia no cesa, el gas viola sus fosas nasales cuando corre a través de la neblina, y como si se lo hubiesen puesto en frente a propósito; observa a Mikey llegar a él. Le ve decir muchas cosas, mas no lo escucha. Los disparos van por sobre lo que dice y cargando el arma propia tira de su camisa para llevarlo fuera de la odisea. Intentan atacarlo y se defiende. Mikey es directo, dispara sin remordimiento y ven a un tatuado desconocido retorcerse en el suelo y luego desaparecer. Es suficiente chance para correr lejos de ahí.

Se esconden bajo escombros, grandes vigas los sostienen y la apariencia de un túnel los rodea. Aparta el cabello mojado y sucio de su rostro para poder ver a su hermano en las mismas o peores condiciones; la sangre fluye por su brazo izquierdo, manchando su armamento y vestimenta, la humedad lo hace ver brilloso y se alarma. Mikey pega la espalda de una de las paredes que tiene toda la pinta de que puede caerles encima en cuanto el gatillo de otra pistola sea activado, y se desliza hasta el suelo respirando agitadamente. No hay nada a su alcance que pueda auxiliarlo estando ahí.

— ¡Mikey! —exclama cuando el menor gruñe posando una mano en el área afectada, la remueve con brusquedad— ¡¿Quién te disparó?!  ¡¿Hace cuánto?! ¡¿Estás bien?!

Su hermano no responde a ninguna de las preguntas, primero: porque no puede, y segundo: porque son realmente estúpidas. No está nada bien. Su rostro se torna cada vez más pálido y el habla acaba por imposibilitarse, ya no tiene la fuerza suficiente y sus párpados comienzan a caer con su respiración. Se desespera. Es cuando está intentando levantarlo del suelo que Frank llega a ellos. Entre gritos le dice que se aparte y por instinto lo deja caer al suelo. Hay sangre, demasiada sangre. Pasó a cubrirle las manos y pronto los tatuajes de Frank se esconden bajo la misma. Petrificado frente a ellos lo ve agilizarse con el cinturón de su pantalón, quiere preguntarle qué mierda está haciendo, decirle que se aleje, pero no puede. Mikey está muriendo, frente a él. No sabe qué es lo que Frank está haciendo y aun así cuando se levanta con él en brazos, puede oírle decir amortiguadamente que lo lleve hacia el auto que dejaron en el sitio donde aterrizaron, que no se quedara parado como imbécil ahí porque lo matarían, y no da tiempo a responderle hostilmente, Gerard no se mueve y Frank gruñe haciendo el trabajo de llevarse a Mikey por él. Le vuelve a gritar y ésta vez el pelinegro reacciona, abandonando su espasmo de estupefacción para ir atrás de ellos.

Del otro lado de los escombros, una pequeña silueta se visualiza entre las mansas nubes de humo y el fuego que arde en su piel una vez se acerca. Danger está parada en medio del lago de agua que formó la lluvia, mirando fijamente a Dios sabrá dónde, pero es como si el fuego abastecedor no estuviese penetrando su piel como mil cuchillos a su espalda, y el horror le pinta el rostro. Gerard lo sabe de inmediato. E intenta moverla, decirle, gritarle. Pero Danger no se mueve, Danger no hace nada. Y entonces la alarma comienza a sonar, indicándoles que ya no hay tiempo, que deben salir de ahí cuanto antes. La abraza desde la espalda, y como si sus pasos se convirtieran los de ella, la guía fuera de ahí. Se tropieza al caminar, pero llegan adonde Frank y Rafael ayudan a Mikey a mantenerse despierto. Tré también está herido.

stealers game › frerardWhere stories live. Discover now