XXXII

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            Los dedos tatuados se entrelazan con los más pequeños cuando la siente moverse, haciendo a Danger despertar sobresaltada ante el tacto del mayor. Enseguida las preguntas sobre cómo se siente lo invaden, Danger no deja de tocar su rostro buscando algún indicio de fiebre o algo más, aparentemente, pero Frank repite el que se siente bien hasta que debe tomar las muñecas contrarias y alejarlas de su rostro. Es cuando la castaña parece calmarse y suspirar tras bajar los hombros.

— ¿Desde cuándo estás despierto? —le pregunta en un murmuro. Frank sonríe ladino.

—Desde hace rato.

— ¿Y por qué no me levantaste? Tré me dijo-

—Porque estoy bien, Dang —vuelve a tomar las pequeñas manos entre las propias y Danger bufa, viéndolo enderezarse en la cama para estirarse y gruñir. Le hacía falta.

Mandando a la mierda las órdenes de Tré sobre acercarse a Frank, va a abrazar al muchacho amarrándose a él como si fuese un pequeño bebé koala. Frank ríe con ganas, llevando sus brazos a estrechar el tembloroso cuerpo y sintiéndose inmediatamente reconfortado. Vive por esos menudos abrazos que Danger le brinda, como si sus cuerpos se amoldaran a la perfección sin importar la cantidad de ropa que ambos lleven gracias al tormentoso frío. La chica se acurruca en su pecho haciéndole sentir cierto malestar, pero lo pasa por alto. Lo pasaría todo por alto con tal de recibir muestras así de su parte más seguido.

—Es de madrugada. Creo que van a ser las cinco, o cuatro, no sé —murmura ella, bajito. Frank asiente restregando su mejilla con el tope de su cabeza. Hay un espacioso silencio—... Tú en serio me asustaste.

Y ahí está, su bonita voz rota. El tatuado siente un torbellino azotarlo. De todas las personas que esperaba que hicieran llorar a Danger, el que él sea una de ellas puede ser también lo que más le atormenta. Ojalá poder hacerla feliz, sacarla de ahí, no hacerla llorar nunca más... Pero es consciente de que no puede hacer demasiado, lo que lo estresa de sobremanera.

Danger merece tanto más...

—Lo siento —susurra con un nudo en la garganta, besando su cabeza repetidas veces. Ella solloza—. Lo siento tanto. Tanto. Discúlpame. Por favor. Lo siento...

—Tenía tanto miedo, Frankie. ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué confiaste? Pudiste... morir. Y si tú te mueres, entonces también voy a morir, porque no quiero vivir si no te voy a tener a ti, ni a Rafael, y voy a estar sola. Me ibas a dejar sola.

—... No estás sola —dice tembloroso—. Tú nunca vas a estar sola, kid. Gerard va a estar contigo siempre, y Mikey también, y Lindsey-

—Pero yo te quiero a ti —solloza nuevamente—. Ni siquiera a Will; te quiero a ti. Y eres un hijo de puta, ¿sabías? Lo eres.

El agarre entre ambos se hace cada vez más fuerte sin ser del todo asfixiante o doloroso y ambos lloran, ambos se lo permiten. El avellana afirma las palabras de su amiga entre risas y deja que lo golpee con las almohadas todo lo que quiera, encontrando la manera de retenerla para hacerle cosquillas y subirle aunque sea un poco el ánimo, porque su rostro denota todo menos felicidad. Y Danger merece toda la felicidad del mundo, y mucho más. Frank es consciente. Joder, es realmente consciente de todo. Y pronto ambos se dejan caer nuevamente en la cama, con la respiración agitada, la sábana enredada entre las piernas y las almohadas a los lados, mirando al vacío techo que nunca deja su tajante monotonía.

»Pasé con Will el rato en el que te ponían sedante —suspira—. Casi parto la cabeza a Tré con la jeringa para que te dejara tranquilo. Tú no necesitabas algo como sedante.

El mayor ríe al oírla bufar. La preocupación de Danger a veces es algo peculiar, o al menos su forma de expresarla. Recuerda que tomó la misma actitud rabiosa cuando descubrió que Tré era quien sedaba a Will porque no confiaba, y le es gracioso porque siente que ha pasado una eternidad desde ello. De cualquier forma es sincera y es lo único que cuenta para sí, el hecho de que le demuestre importancia, aun cuando el tatuado no cree haber hecho demasiado como para ganársela.

stealers game › frerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora