XXVIII

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              Tocan la puerta haciéndolo detenerse. Frank permite el pase y estira las comisuras al ver la nuevamente desteñida cabellera de Gerard asomarse por la puerta. Su cabello volvió a ser sólo negro, y eso le parece asombroso. El largo continúa siendo el mismo y la maya gris ha vuelto a ellos. Sigue luciendo jodidamente excitante en él.

— ¿Estás listo? —le pregunta apoyando la espalda de la puerta una vez la cierra. Frank suspira terminando de abrochar su maya y va a tomar asiento al borde de la cama para comenzar a calzarse sus guantes.

—Sí —murmura. Gerard entrecierra los ojos.

— ¿Seguro?

El tatuado ríe por lo bajo.

—Nervioso.

El mayor asiente tras suspirar.

—Nunca se me ocurrió preguntarte cómo te sentías antes de cualquier misión. ¿Te sientes así cada vez que vamos a una?

Frank cierra un ojo, dejando el otro abierto para dar una mueca y acabar con sus guantes. Sus dedos sobresalen, están horribles. Por eso no se molestó en decir algo cuando a Danger y a Lindsey les provocó pintarle las uñas de negro.

—Siempre siento que algo va a salir mal.

—Mmm... ¿Incluso cuando todo sale bien?

—Incluso, sí —se ríe—. Pero creo que es normal. Todo puede pasar allá fuera. Además, será la última misión.

Gerard resopla.

—No será la última. Sino que..., intentaremos desactivar otra bomba, y tenemos que hacerlo bien o... Eso... No es la última, Frank.

El menor vuelve a reír y ajusta sus zapatos. Piensa en levantarse, pero si lo hace va a estar caminando nerviosamente por la habitación. De todos modos, no evita comenzar a dar puntapiés en el suelo.

—Repetiremos la misión si algo sale mal, Gee. Todo... volverá al principio. Los números en la puerta cambiarán de nuevo, nos quitarán las ventajas con más razón, probablemente alguien muera, puedo ser yo, puedes ser tú, hasta... Danger, yo qué sé. Es jodido. Bastante jodido. Pensar en todo eso...

El pelinegro despega la espalda de la puerta para caminar hacia él, toma asiento a su lado y va posar una mano en su hombro.

—Eh, es la misión más jodida en la que vamos a estar, pero lo haremos bien —intenta calmarlo con un apretón, Frank suspira bajando la vista a sus manos entrelazadas—. Y si lo hacemos bien, nadie tiene porqué morir, ¿cierto?

Su sonrisa divertida le hace reír. Y más que reír, le hace querer besarlo. Pero se ha logrado mantener al borde de lo cursi. Sí, está enamorado de Gerard, y no quiere alardear o hacerse ilusiones, pero tampoco quiere tomar una actitud demasiado diferente a la anterior para con él, cuando ambos a duras penas se toleraban. Por otro lado, también quiere creer que al menos Gerard tiene un pensamiento diferente al del principio en cuanto a él. Gerard no es del tipo cursi, y Frank no quiere hacerlo sentir incómodo. Porque si es brutalmente honesto: se vuelve un dolor en el culo con lo imbécil enamorado que puede llegar a ser.

Se siente como el típico adolescente, y puede que Danger sea la única merecedora de tal información.

—Si algo malo pasa, sólo espero que no nos afecte demasiado —dice el tatuado—. Y me refiero al grupo entero. Tampoco podemos cerrarnos a la realidad.

—Claro que no —niega el mayor—. Frank... Tú... ah... ¿Sigues...?

—Gerard —el avellana arquea una ceja.

stealers game › frerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora