XXXVII

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       Will tiembla, asomando la cabeza hacia el comedor desde el pasillo que dirige a los baños.

Andy trata con cuidado la herida de Lindsey en la pierna, la tatuada está sentada sobre la mesa con expresión neutra mientras que Matt parece concentrado acomodando todo el armamento que utilizaron junto a Billie para llevarlo todo a la sala de entrenamiento, pero se toman su tiempo observando cautelosamente cada arma. Will se fija en eso, pero no presta demasiada atención.

Es bastante tarde en la noche, hace aproximadamente cinco horas regresaron de afuera y todos se han mantenido tan callados y ajenos que le causa escalofríos.

Los Pasamontañas se llevaron el cuerpo de Danger tan pronto como el cielo tomó oscuridad, demasiado rápido, sinceramente. Tuvieron que quitársela a Frank de los brazos, y no importó lo que ellos hicieran para evitar que se la llevaran, los Pasamontañas siempre estarían hasta diez y veinte pasos por delante de ellos. En el camino de regreso Will logró pasar desapercibido ante Billie, Matt y el resto, pero algo le dice al castaño que de ésta no saldrá.

Y no se equivoca.

Tal parece que se asoma demasiado. La mirada de Lindsey colisiona contra la suya, y es tan penetrante la mirada contraria que ambos permanecen quietos hasta que el castaño comienza a sentir el pánico apoderarse de su pecho, haciéndolo respirar con irregularidad. Los ojos de la pelinegra se cristalizan sin dejar de mirarlo directamente, sin disimulo alguno. Su mandíbula tiembla con el enojo empezando a brotarle nuevamente, y sin hacerle caso a lo que Andy le dijo en un principio, Lindsey baja de la mesa y da tres pasos al frente, petrificando a Will quien luce como un niño acorralado por el miedo en todo momento.

— ¿Estás feliz ahora? —pregunta la tatuada, pasando por alto el fuerte nudo en su garganta. Llama la atención de los cuatro hombres a sus espaldas, los cuales retoman su postura al ver a quien se dirige la mujer— Era eso lo que querías, ¿no? Tienes que estarlo. ¿Ya eres feliz? —Will no responde— ¡Dime! —grita, sumiéndose en llanto— ¡¿Eso era ella para ti?! ¡¿Una maldita máquina de diversión?! ¡¿Un buen polvo?! ¡¿Disfrutaste de tu buen rato, te fue divertido el aprovecharte de ella?!

Los sollozos de Lindsey hacen eco en el lugar. Billie frunce el ceño pero Matt permanece quieto. Billie gira a ver al rubio frente a él con una clara interrogante, y Matt sólo le muestra su palma, indicándole que espere y que no haga ningún movimiento. Los gritos llamaron la atención de Frank desde su habitación, hacía un tiempo que ya nadie se gritaba entre ellos, le pareció extraño. Lo suficiente como para bajar a ver qué es lo que ocurre en la planta baja. Se queda quieto a mitad de las escaleras, observando desde el rabillo del ojo a Mikey salir de su habitación y apoyar las manos de la baranda metálica. Está cojeando; a Frank no puede importarle menos.

Will sale lentamente de su escondite, quedándose parado en la entrada del pasillo. Se dispone a escuchar atentamente toda la ira e histeria con la que Lindsey le grita, porque se lo merece

— ¿Por qué no lo dices, Will? —Lindsey alza los hombros, dejando los brazos caer a sus costados. Controla sus sollozos y ahora más que nunca está dispuesta a escupir todo el veneno posible mientras se satisface desenmascarando a Will— ¿Por qué no le dices a todos que te acostaste con Danger la noche de esa fiesta? Fue esa misión en la que te encontraste con tus... amigos, del otro equipo, ¿cierto? ¿Cuál es el problema con decirles que te reuniste con uno de ellos a la mañana siguiente y prometiste matar a todos lo que fuesen "clave" aquí para hacerlos a ellos ganas porque sentían que estaban siendo traicionados por ti y claramente eso te afectó? ¿Tan poco hombre eres?

A medida que la tatuada habla, avanza arrastrando sus pies hasta estar frente al hombre que le sostiene el contacto visual, siempre absorto y con el sentimiento de culpa torturándolo con cada respiro. Lindsey masculla:

stealers game › frerardWhere stories live. Discover now