XXII

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                  Muchas veces se ha sentido harto y tenido que tragar toda esa ira. Otras veces ha golpeado cosas y gritado a personas. También lo ha detestado todo, y casualmente lo sigue haciendo, pero no supo cuándo aprendió a manejarlo. Quizás nunca ha aprendido, porque continúa sintiéndose igual. Odiaba que Linda lo molestase, odiaba compartir habitación con su hermana, que los maestros creyesen ser mejores que el resto sólo por ser menores y que se sintiese tan incomprendido en un extenso grupo de idiotas. Él era el inadaptado, según su madre, porque todo estaba bien a su alrededor. Y todo iba a continuar bien para ella, pero no para él. Y piensa que fue Ray el que lo sacó de todo eso. Que fue Ray quien le brindó algo de comprensión, y hacía silencio cuando él lo pedía. Quien no lo jodía, y muy pocas veces le llevaba la contraria. Encontró más familia en ese tipo, que en su madre y hermana.

Para Ray, él sólo necesitaba una vida. Para Ray, él era alguien común. Para Ray, él se esforzaba por salir adelante, sin dejar que la etiqueta de "delincuente" se lo llevase por el medio.

Para Ray, él era Frank.

Y ahora Ray se fue, y él regresó a ser lo de antes:

Un delincuente inadaptado.

Con la mirada recorre su vestimenta, se fija en su calzado y en lo cómodo que se siente estando en ellos. No obstante, está vuelto mierda. Puede jurar que no se ha visto en un jodido espejo desde la última misión, y tampoco planea hacerlo. Sería retractarse, acordarse de lo inadaptado que es. Y aunque el resto es tan inadaptado como él, se siente solo. Como si ellos no estuvieran ahí y Danger apareciese de vez en cuando para rebotarlo contra una pared y regresarlo a tierra. Es a la única que le permite hacer tal, porque tampoco mintió cuando le dijo a Gerard que Danger puede que sea la única cosa buena que le queda. Y no sólo a él, sino que a los demás también.

En una reciente conversación con ella durante la madrugada, mientras él vigilaba la puerta y hacía el menor intento por adivinar códigos, descubrió que Rafael y ella son de Venezuela. De uno de los barrios más grandes y de por sí peligrosos, por lo que aprender a defenderse se volvió más una obligación que otra cosa. E intentó contarle anécdotas acerca de ello, pero su inglés le estresaba. A ella, porque a él sólo le hacía gracia observarla intentando conjugar verbos con su acento netamente marcado. Ella mencionó la palabra "odiar" y él intentó hablarle en español porque lo poco que sabía, Ray se lo había enseñado, y Danger también merecía disfrutar de su fracaso en un idioma diferente. Vio que disfrutaba corregirlo y que a él se le hacía más fácil hablarlo porque aprendía rápido. Les divertía, así que decidieron que harían eso más seguido.

Danger luce tan cansada como él. No comprende de dónde saca fuerzas para sonreírle todos los días, o cómo su paciencia parece renovarse luego de una siesta. Acabaría por pedirle un consejo de seguir así, porque él ya no puede tolerarlo. Tampoco se acercó más a Gerard después de ese abrazo. Cumplió lo que le dijo, ya no lo jodería. Y Gerard lo escuchó, porque también se mantuvo lejos. Entonces supone que es como todo acabó. Se lo comentó a la castaña y ella no dijo nada al respecto. Frank sabe que hay algo que hizo mal, y que Danger sólo está esperando el momento indicado para hacérselo saber. Pero ya no lo pensaría, y no sabe si lo hace porque no quiere que la ansiedad lo arrastre, o porque simplemente ya no vale la pena...

Simplemente, ya no vale la pena.

Billie ha sido considerado con él, en palabras de Lindsey y Matt. Danger no dijo nada, pero el avellana cree que él sólo siente lástima. Frank estuvo ausente un par de semanas, cosa que ellos comprendieron. Su llanto fue silencioso, fue privado. Billie respetó eso, puede que hasta lo admire también. Y nadie diría nada, tal cual siempre, porque es algo que le pertenece a él y en lo que ninguno incumbiría.

stealers game › frerardUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum