XV

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La sala de entrenamiento suele ser un lugar callado cuando no hay disparos o cualquiera de ellos intentando noquear a otro para poder aplicarlo en la próxima misión. Tienen entrenamiento tres veces por semana, así que la mayor parte del tiempo no está tan callado como quisieran. Es el lugar más grande en la instalación, con enormes vigas decorando el alrededor y luz natural proveniente del techo, entonces los bombillos se encienden en las noches y lo hacen lucir atemorizante. O quizás es sólo él haciendo caso a las palabras de una asustadiza Danger. La mayoría le cree, así que ¿por qué él no?

Pero a pesar de que es un sitio enorme, es de día, y por lo que ve es realmente temprano, el escándalo es impresionante en el centro de la sala. Delante de él va Danger, y atrás le sigue él junto a Gerard. Casualmente, todos están ahí, y no pudo saber por qué hasta que estuvo lo suficientemente cerca para presenciar la escena que todos parecían estar evitando. Su mirada va a tres sitios diferentes en un lapso de tres segundos: primero al hombre desconocido con un arma entre manos luciendo paranoico, luego a Billie que intenta proteger al resto tras posarse él en frente y luego a Danger intentando caminar hacia él. Y es que la castaña apenas si se ha movido, pero bien sabe él cuál es su intención.

— ¿H-ha-hay m-más? —balbucea el hombre mirándolos llegar. Tiene el arma en su mano izquierda y sus ojos abiertos, está transpirando y luce verdaderamente aterrado, da la impresión de que a duras penas puede respirar y eso le inquieta. Da una mirada a Gerard a su lado, el desteñido sólo presiona su mandíbula antes de regresar su vista al frente en donde el hombre aún les apunta con una Glock 43. Quizás de Matt o Frances, éstas personas incluso personalizaron sus armas, pero hay algo que no sabe y es: ¿cómo pudo tomarla sin romper el cristal del escaparate al fondo en donde están todas sus armas? ¿O por qué si hace unos días estaba tan débil, ahora luce tan alarmado y energético?

Y de nuevo Danger queriéndose acercar, joder. Esa niña cala en sus nervios como bendita nicotina. Quiere decirle algo, pero todos están paralizados. Sin embargo, es Billie el que debe tomar valentía y presentarse ante él como hizo con todos cuando despertaron. Observan cómo poco a poco los hombros del hombre van bajando, y consigo el arma en sus manos. Nadie lo está amenazando por lo cual se tranquiliza fácil. Aun así, no retiene sus preguntas.

— ¿Por qué me siento así? —dice con rapidez. Danger está con Rafael, le permite al tatuado dejar de preocuparse en si se acerca al desconocido o no. O probablemente sea la mano de Gerard alrededor de su muñeca lo que le impide movilizarse del todo. Tré suspira acercándose a él.

—Escucha, ¿por qué no vas a tomar una ducha y luego respondemos todas las preguntas que tengas, te parece? Ven, te guiaré.

Y titubeando, el hombre de lacio cabello largo se va junto a él. Billie les pide que vayan a la mesa del comedor, y es lo que hacen. Ray le da una mirada distinta a la que le da Gerard, pero Frank se centra en la de Danger.

— ¿Cómo crees que se esté sintiendo? —frunce levemente su ceño, murmurando cerca del desteñido. Gerard arquea una ceja, siguiendo su mirada hasta dar con la castaña frente a ellos. Suspira.

—Déjala tranquila, Frank. No es divertido que estés todo el tiempo encima de ella. Danger está bien.

—Ya sé que está bien, pero debe sentirse atacada, Gerard —lleva sus brazos a cruzarse encima de la mesa. Le es imposible no preocuparse por ella, y no lo comprende, pero tampoco le molesta. Ella se distrae con Vic mientras él sigue dando vueltas a sus expresiones, que son inexistentes, pero que él jura que están ahí.

Gerard suelta una risa.

—Terminarás paranoico un día —sonríe, Frank entrecierra sus ojos.

stealers game › frerardWhere stories live. Discover now