12.

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Harry y Draco mantenían constante comunicación a través de la libreta encantada, hablaban sobre las clases que no compartían juntos, sobre las tareas de las que sí y sobre temas banales como el quidditch, las golosinas y los temas de interés en el colegio.

"Tenemos descanso ésta tarde y aún no empiezan los entrenamientos de quidditch" Le dijo Harry a través de la libreta, el rubio se encontraba del otro lado de salón junto a sus amigos. "Podríamos escaparnos a los jardines y comer pasteles de calabaza"

"¿Para qué? Seguramente me dejarás plantado como todas las veces anteriores" Se quejó Malfoy "No estoy dispuesto a pasar por eso de nuevo, gracias"

Harry lo miró rápidamente, Draco le mostró la lengua, gesto que lo hizo reír.
Snape miró a Harry con el ceño fruncido y dedicándole su mejor mirada de odio, el pelinegro le regresó a mirada de manera retadora.

—Parece que el señor Potter tiene algo divertido que contarnos. —Harry miró su libreta, para su suerte Draco ya había dado por terminada la conversación y el texto se había desvanecido temporalmente.

—Profesor —Interrumpió Malfoy. —Hay algo que no entiendo —Dijo alzando la mano de manera indiferente y con la mirada clavada en el libro.

El profesor de nariz ganchuda dedicó una última mirada a Potter y se dirigió a la mesa de Malfoy quien fingía bastante bien no haberse enterado de que Potter había estado a punto de ser regañado.

Después de pedir una explicación que no necesitaba, Draco volvió a su lectura, cosa que le fue imposible, pues Vincent y Gregory no dejaban de hacer preguntas, Pansy no dejaba de acosarlo con la mirada y Blaise no dejaba de hablar de quidditch.

—Espero que pronto sea el partido contra Gryffindor. —Expresó el moreno. —Muero de ganas de ver la cara de Potter cuando se entere que eres parte del equipo.

Draco no sabía porque todos pensaban que Harry y él se detestaban, tan vez lo daban por hecho y ya, pero la verdad es que nunca habían dado señales de llevarse mal.

—Potter no es tan buen buscador como tú. —Continuó su amigo, alagándolo. —Apuesto que la copa será nuestra éste año, además, con esa Nimbus 2001 estoy seguro que morderá el polvo.

—A veces creo que estás enamorado de Potter o algo así. —Dijo Malfoy con fastidio. —No haces más que hablar de él. —Blaise frunció el ceño de manera ofendida.

—No es él quién me gusta.

— ¿Entonces quién? —Alzó la vista de su libro y notó que ahora todos sus amigos estaban atentos a la conversación. —¿Granger? —Preguntó en tono burlón, aquello hizo que Zabini se pusiera de pie, rojo de la furia.

—¿Sucede algo, señor Zabini? —Preguntó Snape con fría voz.

—No señor... —Respondió éste y volvió a su lugar.

Draco amaba molestar a los otros, aún si esos otros eran sus propios amigos. El rubio notó que tanto Crabbe como Goyle intercambiaban sospechosas miradas y luego volvían a lo suyo, Pansy no parecía percatarse de nada.

Draco abrió su libreta de piel de dragón y dibujó un pequeño triangulo en la parte superior.
"Te veo durante el descanso en los jardines de siempre, más te vale que esos pasteles estén buenos"

Miró hacia la mesa que Potter compartía con la sangre sucia y la comadreja pelirroja. El pelinegro miró su libreta y sonrió, señal suficiente de que Potter se había enterado de su mensaje.

Tal como habían quedado, Draco se libró de sus amigos y caminó hasta los jardines, el lugar estaba prácticamente vacío y todos parecían tan inmersos en sus cosas que nadie notaría que los príncipes de Slytherin y de Gryffindor andarían por ahí compartiendo una amena charla y un montón de golosinas.

Draco Malfoy y el príncipe de GryffindorWhere stories live. Discover now