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La siguiente víctima del monstruo de Slytherin había sido Justin Finch-Fletchley quien miró a su atacante a través de Sr. Nicholas que terminó en las mismas condiciones que el joven de Hufflepuff, petrificado.

Los rumores sobre Harry siendo el heredero de Slytherin aumentaron y su popularidad se fue por los suelos, era muy rara la persona que si quiera se dignaba a mirarlo, todos estaban llenos de miedo y para empeorar las cosas, Lucius Malfoy había logrado que Dumbledore dejara la dirección por el supuesto mal manejo del colegio.

Los alumnos no tenían permitido salir de sus salas comunes más que para asistir a las clases y siempre acompañados de prefectos y profesores, todo era un verdadero caos en Hogwarts.
Los únicos verdaderamente no tan preocupados eran los miembros de Slytherin que en su mayoría (si no es que todos) eran de sangre limpia y dudaban que el heredero se atreviera a atacar a los suyos.

Para finales del año el heredero de Salazar se había cobrado un par de victimas más Hermione Granger y Penélope Clearwater una prefecta de Ravenclaw. Fue hasta entonces que los rumores sobre Harry desaparecieron, pues nadie lo creía capaz de atacar a su mejor amiga (o novia como muchos lo creían).

El nuevo sospechoso de aquellos ataques era nada más y nada menos que el príncipe de Slytherin, Draco Malfoy. Draco, quien siempre había sabido como ignorar a la gente no se tomaba ni la más mínima molestia en acabar con aquellos rumores estúpidos, simplemente se limitaba a hacerse de los oídos sordos frente a aquellos comentarios, aunque claro que a sus amigos más cercanos les había dicho desde el principio la verdad.

Draco se dirigía a la enfermería para tararse una quemadura que había obtenido al tocar sin querer un caldero que se encontraba al rojo vivo. Se encontraba ayudando a su padrino a preparar las pociones para la siguiente clase (siempre le había encantado aquella asignatura) cuando accidentalmente tocó el ardiente metal del caldero. Snape había accedido a dejarlo ir solo y le había entregado una hoja con el permiso.
El rubio caminó despreocupadamente por los pasillos y llegó hasta la enfermería desierta, no había señal alguna de Madame Pomfrey, por lo que Malfoy se dedicó a mirar a los chicos que habían sido petrificados. Miró a Creevey y sonrió divertido, el muy imbécil mantenía las manos frente a su rostro, ademán de que estaba tomando una foto cuando fue atacado.

Caminó un poco más al fondo hasta encontrarse con Granger, la cual sabía, había sido encontrada con un espejo en la mano y Draco se preguntó de que le servía fijarse en su apariencia si su cabello estaba tan desordenado todo el tiempo.

Bufó y la miró un poco más. La verdad era que Granger no era tan fea, era verdad que tenía unos dientes horribles y un cabello desastroso, pero nada que un hechizo de reducción y un cepillo en su cabeza no pudiera arreglar.
—No sabía que a Potter le gustaban como tú —Dijo en voz baja. —Debe de estar muy preocupado por ti ¿Sabes?

Draco fijó su vista en la mano derecha de la chica, apretada encima de las mantas, aferraba en el puño un trozo de papel estrujado.
El rubio sonrió.

—Parece que si eres tan inteligente como aparentas Granger.

Tomó la mano de la chica y mirando que nadie estuviera cerca sacó lo que parecía ser la hoja de un libro.
Extendió con paciencia el pedazo de antiguo pergamino y lo leyó con la misma tranquilidad.

De las muchas bestias pavorosas y monstruos terribles que vagan por nuestra tierra, no hay ninguna más sorprendente ni más letal que el basilisco, conocido como el rey de las serpientes. Esta serpiente, que puede alcanzar un tamaño gigantesco y cuya vida dura varios siglos, nace de un huevo de gallina empollado por un sapo. Sus métodos de matar son de lo más extraordinario, pues además de sus colmillos mortalmente venenosos, el basilisco mata con la mirada, y todos cuantos fijaren su vista en el brillo de sus ojos han de sufrir instantánea muerte. Las arañas huyen del basilisco, pues es éste su mortal enemigo, y el basilisco huye sólo del canto del gallo, que para él es mortal.

Draco Malfoy y el príncipe de GryffindorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora