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Primero que nada quiero pedirles una disculpa, estuve varios días sin actualizar, espero que eso no las haya desanimado un poco. Gracias a todas las que leen, votan y comentan.

Espero que disfruten mucho estos dos capítulos que preparé para ustedes. Un abrazo.

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Draco se encontraba en el aula donde había quedado con Harry, aún tenía hinchada la mejilla por el golpe que Granger le había dado en la mañana y no podía sentirse más humillado, una sangresucia lo había golpeado, le había llamado puerco y malvado ¡Y lo había amenazado con su varita!

Pateó una de las sillas del aula y el golpe resonó por todo el lugar. Mierda.
Se acercó a la puerta, buscando señales de que alguien lo había escuchado, pero al ver que todo seguía tan tranquilo como siempre volvió a sentarse en el escritorio del profesor.

Sacó su varita y comenzó a lazarle encantamientos a su propio libro de Historia, este se desintegraba en pequeños trozos de papel y volvía a su forma original una y otra y otra vez.

—Malfoy... Hola... —Dijo Harry entrando a la sala, se le notaba bastante avergonzando, pero cuando vio el rostro rojo de Malfoy, su expresión empeoró —Oh... por Merlín... lo siento mucho...

Draco levantó el rostro, orgulloso. Regresó su libro a la normalidad y miró a Potter con desdén.

—¿Para eso querías que viniera?

Draco sabía que Harry no tenía la culpa de nada, de cierta manera él se había ganado el golpe, se había burlado del guardabosques, había perdido el juicio y el hipogrifo sería sacrificado, a Granger eso le dio rabia y sin que nadie pudiera verlo venir lo había golpeado en el rostro con los ojos llenos de lágrimas. Luego había sacado la varita y se la había puesto bajo el cuello.

Aquello lo había tomado por sorpresa, sabía que Granger tenía carácter, pero no uno tan fuerte. Lo peor de todo es que había quedado como un completo imbécil frente a Harry, había lucido patético y miedoso.

—No, bueno en parte... Quería saber si estabas bien y...

—¡Por supuesto que estoy bien! ¡Esa asquerosa sagresucia no podría dañarme ni aunque se lo propusiera!

Harry había abierto mucho los ojos, Draco jamás había usado esa expresión con él, al menos no en privado.

—No hables así... Ella solo...

—¿Ahora vas a defenderla, Potter? —Preguntó con rencor y apartó de manera ruda un mechón de cabello rubio que caía por su frente. —Bien, me largo.

—¿Por qué estás tan enojado? Por tu culpa Buckbeak va a...

—¡Yo no provoqué al maldito animalejo ese! ¡Si lo van a sacrificar es porque el inepto de tu amigo Hagrid no supo controlarlo!

—¡¿Podrías dejar de hablar de mis amigos de esa manera?!

Draco lo miró, incrédulo y enojado.

—Te molesta que hable mal de esos idiotas, pero no te molesta que ellos me agredan de igual manera y me golpeen en el rostro.

—¿Y cómo esperas que reaccionen si te la pasas provocándolos?

Malfoy entrecerró los ojos, caminó hasta Harry y se agachó ligeramente para tener su rostro frente al del moreno.
—No soy el único que lo hace y podría apostar mi anillo familiar a que nunca les has reclamado una mierda. —Empujó a Harry que le bloqueaba la puerta.

—Espera, Draco...

—Púdrete, Potter.

Y salió del aula haciendo que algunas armaduras del pasillo explotaran por la magia que emanaba a causa de la rabia, ya no le importaba ser descubierto por el conserje, ya no le importaba nada.

Draco Malfoy y el príncipe de GryffindorWhere stories live. Discover now