16.

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Draco había llegado hasta la mesa de la serpientes acompañado de sus amigos de siempre y cargando una caja de regalo escondida debajo de la gruesa y larga túnica de invierno que lo cubría de aquel frio navideño.

Se sentó y recibió un trozo de tarta que Pansy le ofreció con una cálida sonrisa. Había pensado que, ahora que no había tanta gente en el castillo (por ser vacaciones) podría darle a Harry su regalo personalmente.

El rubio miró al pelinegro sentado junto a su amigo Weasley, ambos comían tarta y parecían bastante tensos. Draco se preguntó si su amigo le estaría escondiendo cosas nuevamente.

Suspiró.

Desde hacía bastante tiempo que Malfoy sabía que Harry no era completamente sincero con él, no al menos en la forma que lo era con sus compañeros leones. Constantemente tenía que ser él quién le preguntara por las cosas, como había sucedido con el asunto del pársel, aunque en aquella ocasión Harry había asegurado que ni él sabía que podía hablarlo.

Después de aquel incidente, muchos en Hogwarts habían comenzado a expandir el ridículo rumor de que Potter era el heredero de Slytherin, cosa que Draco no había creído ni por un segundo, Harry era tan Gryffindor como nadie que él conociera.
Aquello había dejado la popularidad de Potter por los suelos, muchos provenientes de familias muggles lo evitaban y lo miraban con terror, temerosos de ser petrificados como Colin o la señora Norris.

Malfoy sabía lo mal que la estaba pasando su amigo, constantemente (en sus encuentros por las noches) parecía ausente y muy inseguro, también se le notaba pensativo y algo temeroso. Draco no tardó en deducir que Potter se estaba metiendo de nuevo en cosas peligrosas, seguramente buscaría al verdadero heredero de Slytherin y al monstruo que rondaba el castillo.

Draco vio a la sangre sucia entrar al gran comer y acercarse a sus dos amigos para inmediatamente salir de ahí con ambos chicos detrás. Tomó aire y se puso de pie dejando su trozo de tarta en la mesa.
—¿No vas a comer? —Preguntó Blaise.

—Tal vez más tarde, ahora debo volver a los dormitorios.

—Iremos contigo —Le dijo el moreno poniéndose de pie junto a Pansy. —Pans y yo aún tenemos que hacer algo de tarea.

—Gregory y yo los alcanzaremos en un momento —Aclaró Vincent con la boca llena de pastel, haciendo que Malfoy hiciera una mueca de desagrado.

—Por Merlin, Vince, come decentemente —Le regañó. —Es repugnante.

Negando salió del gran comedor dejando que sus enormes amigos disfrutaran de aquella tarta navideña.

Llegaron a la sala común donde se quedó charlando un rato con sus amigos, quienes hacían sus deberes (tareas que Malfoy ya había terminado de manera exitosa).
—¿No los tiene algo intrigados el tema del heredero? —Preguntó Pansy.

Malfoy se encontraba leyendo El Profeta.

—Es bastante extraño, la verdad, aunque por aquí no he visto a nadie lo suficientemente sospechoso para especular —Aclaró Blaise.

—Le he preguntado a mi padre, al parecer no es la primera vez que abren la "cámara". Nadie agarró al culpable la primera vez, y dudo que lo hagan ahora, con lo incompetentes que son las autoridades en esta estúpida escuela. —Se quejó el rubio y sus amigos soltaron una carcajada.

—¿A qué te hubiera gustado más ir a Durmstrang? —Le preguntó su amiga.

—Por supuesto que sí, muchos de mis amigos están allí. Pero estar aquí con ustedes hace todo menos aburrido.

—¿Pans, trajiste el libro de herbología, verdad? —Blaise buscaba entre los montones de libros.

—Oh... no... creo que lo olvidé. Podemos ir a buscarlo.

Draco Malfoy y el príncipe de GryffindorWhere stories live. Discover now