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El resultado obvio de toda la catástrofe ocurrida durante el torneo fue, un Harry Potter herido cargando el cuerpo sin vida de Cedric Diggory, un Alastor Moody impostor y el regreso de Voldemort y sus fieles mortífagos entre los cuales se encontraban los padres de Draco sin duda alguna.

Después de su encuentro con Snape, Malfoy se había dirigido a su habitación en dónde rápidamente se había encerrado en espera de alguna noticia, pero todo eran tan caótico dentro de su cabeza, se sentía tan apartado de todo y de todos, se sentía engañado y sumamente desorientado.

Por supuesto que Snape no había tardado en llegar, lo había sacado de su habitación aun luciendo terriblemente herido y un tanto sucio por haberse colado en la prueba del laberinto y lo había arrastrado hasta su despacho, donde cerró la puerta y puso encantamientos silenciadores.

Draco, quién no sabía exactamente cuánto tiempo había esperado a su padrino en su dormitorio, se encontraba sumamente nervioso, más de lo que nunca en su vida se había sentido.

—¿Sabes lo que es esto? —Preguntó Severus sin hacer uso de su típico tono de voz indiferente. Señalando la marca en su antebrazo.

—La marca tenebrosa —Contestó con la voz entrecortada, ya no lloraba, pero la angustia aún se notaba en él.

Snape lo miró por un segundo y luego suspiró. Se sentó frente al chico, suavizando sus expresiones.

—Escucha Draco, a partir de ahora las cosas van a cambiar...

—Mi padre dijo lo mismo —Dijo con un dejo de asco en la voz. —¿Qué es lo que pasó? ¿Harry está bien?

—Lo está, está en la enfermería pero... casi lo matan.

—¿Los mortífagos?

—El señor tenebroso —Draco se estremeció y se aferró con fuerza a su asiento.

—Eso es imposible, él está muerto... —Dijo tartamudeando, lleno de miedo.

—No, él está de vuelta y como te habrás dado cuenta tus padres están muy involucrados en ese asunto —Tomó aire y miró a su ahijado, este mantenía la vista fija en sus pies y temblaba. —A partir de ahora solo tienes dos opciones —Draco se removió en su asiento —Puedes unirte a los mortífagos como tus padres, servirle al lord hasta el fin de tus días o puedes pelear en su contra aun sabiendo que un día tendrás que enfrentarte a tus propios padres.

Hubo silencio, Draco no sabía que hacer ni que pensar, era solamente un niño de catorce años atrapado en un asunto de adultos. Atrapado entre el honor de los Malfoy y lo que era correcto.

—¿Con quién está tu lealtad, Severus? —Le preguntó con miedo en la voz. ¿Podía confiar en él? ¿Podía decirle abiertamente lo que deseaba?

—Mi lealtad solo está conmigo mismo —Respondió con voz cálida y paternal. —¿Y la tuya Draco? ¿Está con el linaje Malfoy o contigo mismo?

Aquella pregunta podía desatar un sinfín de respuestas, Draco podía elegir entre seguir los pasos de sus padres o enfrentarlos, podía elegir entre la luz o la oscuridad, entre Voldemort o Harry Potter.

El rubio tomó aire y lo dejó salir lentamente, siendo consiente de todas las partes de su cuerpo, aquellas que le gritaban quien era realmente.

—Quiero hacer lo correcto —Dijo al fin. Snape sonrió cariñosamente.

Fue a partir de aquel momento que Draco Malfoy se volvió un agente infiltrado de la orden del fénix, la razón había sido sencilla, Dumbledore creía conveniente que el Lord pensara que tenía a todos los Malfoy bajo su poder, entonces Lucius podría confiarle a su propio hijo (del que nunca sospecharía una traición) muchos de los planes secretos de su señor y por supuesto, era una manera de proteger a los Malfoy, nadie castigaría a Narcissa o Lucius por la traición de su hijo a la vez que era una garantía para Draco, si algo salía mal, podría tomar a su madre y esconderse bajo la protección de Albus.

Por supuesto que las cosas eran mucho más complejas que eso, Draco no solo tendría que jugarse el pellejo por sus padres (que eran la única razón por la que no se declaraba abiertamente del lado de la luz), también tendría que comenzar a actuar como un auténtico Slytherin y poner sobre la mesa todos sus trucos, su habilidad para actuar bajo presión, para mentir, para engañar y sobre todo para liderar. Debía ingeniárselas para convencer a los miembros de su casa para mantenerse alejados de Voldemort (o neutrales como mínimo) pero sin levantar sospechas entre los que simpatizaban con el mago oscuro.

Severus le había asegurado que Narcissa no estaba de acuerdo con los ideales de Voldemort, pero que Lucius se había involucrado tanto que era imposible huir sin ser castigados. Ella estaba ahí por miedo, su padre por poder y Draco por el bien común.

—Dudo mucho que siendo tan joven el Lord te convoque para algo, tu tarea por el momento es mantener las apariencias —Le había dicho Severus el último día del cuarto curso. —Todo el mundo debe creer que simpatizas con los ideales de tu padre y de los mortífagos, incluyendo tus amigos, incluyendo a Harry Potter.

La razón por la que debía mantener las apariencias era muy sencilla, siempre podía haber alguien en Hogwarts cuyos padres simpatizaran con Voldemort y que estarían deseosos de ver a los Malfoy caer de la gracia del Lord y por supuesto, era mucho más seguro que solo unas cuantas personas supieran realmente de su posición en aquella guerra que apenas comenzaba, y esas "pocas" personas únicamente debían comprender a Dumbledore y al mismo Snape, por seguridad, Por su seguridad. Había dicho Severus.

Todo paso tan rápido y fue tan desconcertante para Draco que no se percató de en qué momento había terminado cuarto año, ni cuando había terminado de dominar la legeremancia y oclumancia, tampoco supo cuando había aprendido a resistir una imperius o un cruciatus, ni cuando comenzó el quinto curso en el que ya era un maestro en pociones, transformaciones, artes oscuras, defensa y encantamientos. Y por supuesto, tampoco se había percatado cuando había terminado.

Todo ese año, quinto año pasó como un sueño, uno donde era él a medias, uno que le hizo madurar más rápido que a todos sus compañeros, uno que le hizo alejarse de Pansy y Blaise para no embarrarlos de la misma mierda en la que Crabbe, Goyle y él estaban, un año de ver a Harry Potter salir con Colin Creevey y Cho Chang, un año de aguantar insultos sinceros de parte de la persona que más amaba porque Potter creía firmemente que Draco había sabido del asunto de los mortífagos desde el principio y que solo había querido acercarse a él para entregarlo con facilidad a Voldemort, nada más alejado de la realidad. Un año de ser el hijo de puta más grande todo el colegio, un año gastando encantamientos contra mestizos y nacidos de muggles, maldiciones que no se merecían pero que lo ayudaban a guardas las apariencias. Un año de servir a Dolores Umbridge y su brigada inquisitorial porque su padre lo creía conveniente. Un año en que tuvo que ser todo lo que los demás querían que fuera para poder ser él mismo.

Fue el año en que perdió a su padre en Azkaban, pero había ganado la fuerza y el poder de su madre para unirse al lado de la luz. Quinto año fue el año en que Draco Malfoy ganó la confianza de Voldemort y perdió el amor de Harry Potter.

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Hola a todas, lamento la angustia en cadena que generó el capitulo de ayer y lamento también que esté tan cortito, pero era preciso que fuese así. 

Como se habrán dado cuenta me salté el quinto libro (Harry Potter y la orden el fénix) y espero que no les moleste demasiado, creo que fue la decisión correcta para como se va a desarollar la trama. Ahora Draco y Harry por fin están lo suficientemente grandecitos para ciertas cosas (if you know what i mean). 

Más tarde tendré otro capítulo, lamento el retraso pero tenía un ultimo proyecto que entregar para la uni y me urgía hacerlo. 

Dejen todos sus comentarios de odio/amor me gusta leerlas siempre, voten mucho. <3 

Draco Malfoy y el príncipe de GryffindorWhere stories live. Discover now