Si había algo que podía describir a Draco Malfoy desde quinto año era la frase "Es un hijo de puta" y aunque a Harry no le hacía mucha gracia usar palabras de ese tipo, con el tiempo comenzó a admitir que probablemente era verdad, Draco Malfoy era un hijo de puta, una serpiente rastrera e insoportable, un desgraciado sin escrúpulos, egoísta y malvado (También era la persona que más amaba en el mundo, pero con todo lo que Malfoy había hecho en el último año, se negaba a admitirlo incluso para si mismo).
Por eso, en cuanto tuvo la oportunidad de comenzar a salir con Ginny Weasley no la desaprovechó, Ginny era una joven hermosa y sexy, inteligente, poderosa y muy valiente, pero sobre todo era una gran amiga y un enorme apoyo emocional. Ginevra, como hermana de su mejor amigo, lo comprendía mejor que cualquier mujer (tal vez excepto Hermione, pero ella ya estaba saliendo con Pansy), entendía lo que necesitaba, entendía como se sentía y aquello lo hacía sentir tranquilo (no feliz, porque su felicidad únicamente estaba con Draco y éste ya ni si quiera podía considerarse su amigo).
Por supuesto que, el que Draco se hubiera convertido en un gigoló hijo de puta no tenía absolutamente nada que ver con la decisión de Harry, porque el mundo de Harry Potter no giraba alrededor de cierto Slytherin de hermosos ojos grises, brillante cabello rubio y labios dulces como una rana de chocolate. No, claro que no, Potter solamente había decidió establecer una relación con la menor de los Weasley porque eso era lo correcto, porque la quería y no por que estuviera jodidamente celoso de ver a Draco Malfoy con una pareja diferente cada día.
Así que ahí estaba Harry Potter, tendido en un vagón del expreso de Hogwarts con la nariz rota, los dedos de la mano lastimada y el corazón roto (por milésima vez de lo que iba del año) pensando en Draco y el cuerpo de ensueño que parecía haber adquirido durante las vacaciones. Pensando en su voz varonil y siseante que poco a poco había dejado de ser la de un preadolescente y le retumbaba en los oídos causando que su roto corazón se reconstruyera y volviera a partirse en mil pedazos.
Maldito Malfoy. Pensó mientras se resignaba a volver a Londres, petrificado y enamorado.
Mientras tanto, Malfoy caminaba con paso resulto hasta los carruajes que lo llevarían al castillo, poco a poco se estaba acostumbrando a aquella máscara que tenía que ponerse para mantener las apariencias, poco a poco se estaba acostumbrando a ser igual que aquel Draco que solía ver en los recuerdos de la otra línea de tiempo, poco a poco se acostumbraba a ser el ser más despreciable sobre la tierra solo para ver a Harry seguro, para mantener a Pansy y Blaise a salvo y para evitar que sus padres sufrieran la muerte a manos de Voldemort.
Poco a poco y aun así no era suficiente, porque cada vez que soltaba el veneno contra Potter, cada vez que se burlaba de él o lo dañaba, algo dentro de su alma se resquebrajaba y lo dejaba con la terrible sensación de vacío y podredumbre.
Es por ellos, por todos ellos. Se repetía cada vez que se sentía a punto de perder aquella máscara que Snape le había enseñado a usar tan bien. Es por Harry. Se decía cada que moría de celos al verlo con alguna nueva conquista y moría por ir a contarle la verdad. Es para mantenerlos a salvo. Repetía cada que Pansy y Blaise lo miraban con decepción y rencor. Es para mantenerlos con vida. Recordaba cada que quería tirarse a llorar a los brazos de su madre o estaba a punto de implorarle a su padre que dejara todo aquello, que tenían el oro o la gloria suficiente.
—Llegas tarde —Le dijo Severus, esperándolo junto a uno de los últimos carruajes.
—Me encontré con Potter.
Ambos comenzaron a caminar y tomaron el transporte al castillo, el carruaje arrastrado por thestrals, thestrals que Draco comenzó a ver después de cuarto curso, cuando volvió a casa en vacaciones y vio a Voldemort matar a uno de sus propios hombres.
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Draco Malfoy y el príncipe de Gryffindor
FanfictionDrarry/Harco. Draco había desarrollado una extraña obsesión con Harry Potter desde que lo conoció en la tienda de túnicas de Madame Malkin. Obsesión que se intensificó luego de que Harry declinara su oferta de amistad en aquel vagón de tren rumbo a...