22.

37.5K 5.6K 6.7K
                                    

Harry Potter tenía dos cosas muy importantes en las que pensar, la primera de ellas era la insistencia de toda la gente que lo rodeaba para que no intentara buscar a Sirius Black y la segunda era Draco Malfoy.

Desde que se había percatado de que tenía un flechazo con el rubio no había tenido demasiado tiempo para pensar en otras cosas, su mente viajaba de un lado a otro preguntándose si desde el principio había sido aquella química la que lo había impulsado a buscar la amistad de Malfoy y la razón por la cual el espejo de Oesed lo mostraba junto a sus padres sonriente y amable.
Estaba hecho un lio de emociones, estaba consciente de que apreciaba muchísimo a Draco, pues había sido un gran amigo y confidente, había sido el rubio quién le había enseñado muchísimas cosas del mundo mágico aún desde el interior de aquella aula en la que solían verse por las noches. Había sido Draco Malfoy quién le había enseñado que la frialdad no siempre significaba maldad y que el gris podía sentirse casi tan cálido como el rojo fuego.

Suspiró.

Tenía sólo trece años ¿Qué podía saber él del amor o del romance? Absolutamente nada y precisamente aquella era la causa de sus torturas mentales. Sabía que extrañaba ver a Draco, hablar con Draco y reír con Draco ¡Si hasta extrañaba que lo insultara y se burlara de él! Porque después de aquella lejana clase de pociones en la que se había percatado de que tal vez el rubio era su primer (e infantil) amor, Draco Malfoy lo había estado evitando, no lo miraba para absolutamente nada que no fuera burlarse de él nuevamente por su incidente con los Dementores y sólo lo hacía si se encontraba con sus amigos.

Harry había llegado a la conclusión de que era un idiota y que no debía seguirle dando vueltas a lo mismo. ¿Qué no el mismo Malfoy se lo había dicho? Ellos no eran amigos, mucho menos iban a poder ser otra cosa.

Suspiró de nuevo.

Pero si Harry lo sabía ¿Por qué seguía escribiéndole a Malfoy a través de la bendita libreta que Draco ni si quiera se molestaba en revisar?
La respuesta parecía obvia incluso para él; porque efectivamente era un idiota, pero era un idiota noble y sincero con sus sentimientos.

"¿Podemos vernos donde antes?"
Escribió con la mejor letra que pudo.

Pero aquel mensaje fue ignorado igual que los anteriores y todos los que escribió después.

Debido a la herida del brazo que había sufrido Malfoy el partido de quidditch contra Gryffindor se había pospuesto hasta el final de la temporada. El primer equipo que debían enfrentar los leones era el de Hufflepuff, cuyo popular y guapo buscador, Cedric Diggory era la sensación, todos afirmaban que era muy bueno y el disgusto que le causó a Harry saber que no podría jugar contra Draco fue reemplazado por curiosidad. Le gustaban los retos y el nuevo buscador de los tejones parecía un buen nuevo reto.

Durante el ansiado partido Draco se sentó en la gradas junto al resto de las serpientes que esperaban ver perder a los leones, aún si eso significaba animar a los Hufflepuff de los que tanto se burlaban.

—Es una lástima que no hayas podido jugar —Le dijo Zabini quien lo abrazaba por los hombros. —Apuesto que esta vez si hubiéramos ganado. —¿En serio te duele tanto?

—No en realidad, pero es mi brazo derecho y jugar así hubiera sido una desventaja, me siento incómodo al forzarlo demasiado. Además el clima es horrible. —Dijo el rubio mirando a su alrededor, una terrible tormenta azotaba al colegio y aquel frio hacía que su brazo doliera.

—Tranquilo, pronto podrás volver a jugar, seguro que para el partido contra Ravenclaw estarás de maravilla —Le aseguró Pansy que, por el frio, se mantenía pegada a él.

—¿No crees que eres demasiado hostigante? —Preguntó Blaise con voz de fastidio. —Draco también necesita su espacio.

—¿Celoso Zabini? —Preguntó ella con una maliciosa sonrisa en el rostro. —No te culparía por estar enamorado de mí, pero por favor, deberías alegrarte por tu mejor amigo.

Draco Malfoy y el príncipe de GryffindorWhere stories live. Discover now