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2015





La lluvia caía de forma espesa, fuerte y tenebrosa, como si aquel cielo grisáceo tuviera el objetivo de inundar todo el bosque de Seúl, retumbando los techos y ahogándose en la tierra.

Y a pesar de aquel nefasto temporal —que por cierto ya había botado uno que otro árbol de la zona—, Yoongi salió de su oficina con una sonrisa en el rostro apenas el olor a tierra húmeda y hojas verdes se posó en su nariz. Se tomó el tiempo de olisquear el aire del invierno, impregnándose del aroma y se detuvo bajo el techo del edificio, observando el gran escenario que había frente a él.

Un grupo de animales jugando, aullando de alegría y riendo mientras brincaban en sus patas traseras, simulando el juego parecido al de unos niños.

A los lobos del sur les encantaba la lluvia. Cada vez que un temporal se avecinaba, lo olían en el viento, haciendo que su humor ascendiera a un nivel superior, emocionados y ansiosos por esperar divertirse ahí, bajo los gotones que de seguro enfermarían a cualquier ser humano.

Pero no a un cambiaformas lobo.

Yoongi guardó las manos en los bolsillos de su chaqueta y se recargó contra la pared, observando, siempre observando. La nostalgia entró en sus pensamientos mientras escuchaba a los lobos ladrar, jugando con tanta felicidad como si mañana no hubiera problemas por resolver.

Honestamente, deseó que las cosas permanecieran así por siempre. Suficiente había sufrido el clan, años atrás como para que otros problemas se avecinaran. Aquella deseada felicidad merecía perdurar por años, miles de años.

Ensimismado en sus pensamientos, continuó contemplando la escena, completamente sosegado porque ver a su manada feliz relajaba por completo a su lobo alfa.

Hasta que lo sintió.

Fue de golpe, el olor característico de una esencia ordinaria vino a él como una oleada mezclada con óxido y algo particularmente dulce.

De un momento a otro, todo se detuvo, su cuerpo se tensó de golpe, activando todos sus instintos de amenaza.

Los lobos frente a él dejaron de jugar, deteniéndose abruptamente a medida que observaban hacia la entrada. Yoongi se unió a su vista, donde sabía que provenía aquel aroma.

Agudizó la mirada, presenciando como los guardias, que vigilaban por las grandes cercas que cubrían el perímetro, dejaron pasar a una persona corriendo con un cuerpo entre sus brazos.

Ningún lobo se movió mientras lo veían, todos estaban completamente perplejos al notar la fuerte esencia que comenzó a propagarse rápidamente por su terreno.

Yoongi sabía de quién se trataba, lo que no entendía, era por qué uno de sus médicos fue capaz de traer a alguien diferente a su especie, a un lugar cerrado y desconocido como lo era el complejo de la manada de los lobos del sur.

Un gruñido de decepción y traición vibró en su pecho. Sus ojos de inmediato cambiaron de color, a unos completamente dorados, con destellos grises, tan fuertes que parecían querer reflejar su estado de enojo puro.

Rápidamente salió de su sitio y a grandes zancadas comenzó a caminar, guiándose por el aroma cuando vio a su médico entrar al edificio de la enfermería con aquel bulto cubierto.

Yoongi no era tonto, y eso tampoco ayudaba a disipar su enojo, ya que este solo consiguió aumentar cuando reconoció que aquel olor común, provenía de un humano.

ÓNICE #1; yoonminWhere stories live. Discover now