ÓNICE #1; yoonmin

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Dejar mi fic en la mejor parte is my passion, ahre perdón

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Taehyung estaba sentado frente a la mesa redonda, observando fijamente el celular satelital en el centro de esta.

Resultaba gracioso, según él, con el aparato ubicado en el medio, como si fuera algún producto de exposición que nadie podría tocar.

De pronto, tiene la necesidad de soltar un resoplido.

—Mira —dice, volteándose hacia la persona a la que se dirigía, aquel alto chico que lo acompañaba en aquella sala de reunión, demasiado amplia y silenciosa para dos personas—, yo no duermo, y no me molesta, pero tú amigo —chasqueó la lengua y negó de forma desaprobatoria, obteniendo una mirada indescifrable del capitán Namjoon, quien mostraba unas oscuras y cansadas ojeras bajo sus ojos—, te ves para la mierda.

—Estoy bien.

Taehyung soltó una risa.

Lo cierto es que ambos estaban esperando la llamada. Bien podrían ellos mismos llamar, pero Namjoon prefería esperar a que Yoongi y Jimin se prenuncien antes de realmente hacerlo él, temeroso de delatarlos, desconociendo el tipo de situación y circunstancias en las que se encontraban ahora mismo como para no haber llamado a la hora acordada.

—En serio —Taehyung volvió a decir, no es que le importara realmente el estado del chico, pero no pudo evitarlo—, si pasa algo, te aviso —y de nuevo, le mostró aquella mueca asqueada y superior en su cara, como si Namjoon oliera mal o algo así, a lo que el mismo lobo se estuvo persiguiendo un poco ante la insistencia del vampiro, sin embargo, antes de que pudiera comenzar a arrugar la nariz y empezar a olisquearse a sí mismo, Taehyung volvió hablar—. Das pena, vete a dormir y yo te despierto.

Namjoon lo pensó dos veces, quizá tres, pero en vista de que Taehyung no olía a amenaza, como cuando llegó la manada, sino que a Jungkook, le decían a él y a su lobo que efectivamente podía confiar en el vampiro.

Y quizás era tonto confiar en él sólo por el hecho de que llevaba consigo el aroma a rosas y frutas dulces de su cuñado, pero no pudo evitarlo cuando todo en él se guiaba por instinto.

E incluso podría decir que Taehyung lucía como uno más de la manada. Claro, si no hacía esa cosa roja con los ojos y ponía en práctica todos esos poderes que un vampiro posee y los cuales no quiere imaginarse.

Así que simplemente decidió tirar la toalla, desistir en comenzar una pelea con él, y se levantó de su sitio.

—Estaré durmiendo en las oficinas de abajo —declaró, caminando perezosamente hacia la salida y bostezando cuando le dio la espalda—, cualquier cosa, avísame. Aunque sea un mensaje, lo que sea.

Taehyung no dijo nada, se quedó en el mismo lugar, sin mover un solo músculo, como una estatua con la vista fija en aquel celular, como si quisiera incendiarlo.