020 - ii

14.2K 1.9K 1.2K
                                    












Jimin nunca esperó que llegaría el día que pensaría esto, pero había extrañado su cama y su habitación a tal punto que ahora podría llorar de la felicidad por la simple comodidad que sintieron sus músculos cuando su espalda pareció ser abrazada por su edredón.

No es como si el lujoso y caro departamento de Taehyung le hizo vivir una mala experiencia los días pasados, pero todos los acontecimientos que han estado viviendo durante estos días y el hecho de que ya sean pasada las tres de la madrugada, quizá podría influir un poco –demasiado- a la idea de que ahora mismo su cama es el mejor lecho para morir.

Luego de la reunión en la cabaña donde Mingyu y Hoseok se quedarían, Jimin llegó a su casa sintiéndose exhausto, tomándose una ducha casi por obligación y cayendo finalmente rendido.

Y por más que quisiera procesar algo de lo que habían hablado, no podía realmente, era demasiado para que lograra convencerse a sí mismo de lo que estarían haciendo.

Porque, ¿cómo es que él mataría a su padre?

No lo dijo en aquella reunión, pero ahora, en la soledad de su habitación, la percepción de eso de pronto lo golpea.

¿Podría matarlo?

Honestamente, Jimin sabe que Yunho no tenía perdón por las cosas que había hecho, pero aun así ¿él podría?

Pero era una carga tan grande que, a pesar de serlo, Jimin tampoco deseaba que otra persona la tuviera.

Porque, entre él, Yoongi, Jungkook, Taehyung o cualquier persona de la manada, prefería ser él mismo el encargado de ponerle un fin a las atrocidades de su padre.

Dios, ni siquiera podía pensar en eso más allá de aquel razonamiento, y ahora mismo, mientras cerraba sus ojos rogaba que por favor el día no estuviera tan pronto a suceder.

Aunque por más que no quiera saber sobre eso ahora, de igual formas se siente como si un reloj con cuenta regresiva se proyectara por sus cabezas, contando los minutos exactos que faltaban para que todo se vaya literalmente al carajo.

Hay un suave golpe en su puerta.

Jimin se pregunta si a esas horas de la madrugada, y con todo el cansancio de su cuerpo, estaba empezando a oír cosas ahora.

Otro golpe, más fino.

Resopló.

—Jungkook te juro que si vienes a hincharme las-

—Hola —Yoongi le está sonriendo, y el ceño que se había formado entre sus cejas desaparece porque Yoongi le sonríe en la misma oscuridad que embarga todo el segundo piso de su casa. El lobo simplemente se está riendo ante su estupefacción—, si, bueno, no soy Jungkook, y no vengo a hincharte las pe-

—No tienes que decirlo —Le corta, avergonzado de sí mismo ante la elección de sus malas palabras y casi se queda mudo porque la vista realmente no es lo que esperaba y es mucho mejor y no sabe realmente cómo reaccionar, cuando su pecho se aprieta, agitado y en su estómago hay un montón de mariposas moviéndose por todos lados, despertándolo por completo. Entonces, se pregunta si realmente está soñando o no y casi le hace formar un puchero—, ¿d-de verdad estás aquí?

Hace a Yoongi reír suavemente.

—Sí, tonto —le dice, y hasta la forma en como lo insulta es bonita, dejándolo nuevamente sin habla, cosa que el lobo capta de inmediato porque le da una mirada un poco burlesca—, ¿me dejarás pasar?

Su rostro arde furiosamente ante su falta de comunicación y rápidamente se voltea y camina dentro de su habitación, con Yoongi siguiéndole los pasos sigilosamente.

ÓNICE #1; yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora