006

19.4K 2.7K 1K
                                    







Jungkook ajusta la última correa de cuero en las muñecas de Taehyung. No está siendo amable, y por lo mismo lo siente, en las yemas de sus dedos que rozan la piel tersa y suave del vampiro. Es el frío, su contacto parece enviar directrices de sensibilidad a todo su sistema, que en respuesta levanta los pelitos de sus brazos.

Taehyung es helado, su temperatura álgida como la de un muerto. Y si lo miraba bien, lucía como uno, salvo que uno hermoso, de piel brillante y jovial, como un príncipe que cayó dormido y de pronto dejó de respirar.

Y su lobo no puede ignorarlo, no puede no ponerse inquieto, pensando únicamente en querer entregar calor corporal al cuerpo ajeno, porque sabía que, si alguien de la manada se presentaba así, ya estaría muerto por un horrible caso de hipotermia.

Su lobo es de piel, cariñoso y tiene mucho instinto, y todo ese instinto le pide acariciar y arrullar al vampiro, porque a pesar de que Jungkook lo quería muerto, su instinto también le dice que está indefenso, frío y solo.

Su lobo quiere ayudar.

Jungkook no lo deja, porque sabe que cada característica que a él le parecía extraña y particular, era la representación clara de cómo lucía un vampiro normalmente.

Así que ignoró a su lobo y a su vez volteó el cuerpo de Taehyung dejándolo de costado para tener un mejor acceso a la piel de su nuca, donde Jimin y Heeyeon más tarde, confirmaron que existía el dispositivo subcutáneo.

Por último, revisa que todas las correas que contendrían el cuerpo de Taehyung una vez que despertara estuvieran correctamente ajustadas, y cuando estuvo conforme con su trabajo se alejó.

—Está listo. —Miró a Jin, quien en ese momento trajinaba los muebles de la habitación de la clínica en busca de algo, vaya a saber Jungkook qué, a este punto sólo quería abandonar la sala.

—Bien —le escuchó murmurar, no sabiendo si era por sus palabras o por si había dado con lo que buscaba con tanta ansiedad. Jungkook quería escapar de ahí, era lo único que le importaba ahora, así que se dio media vuelta y caminó hacia la salida—. Necesito que te quedes.

No quería, su lobo estaba lo suficientemente alterado como para considerar la idea de quedarse más tiempo en aquella habitación.

Jungkook estaba seguro, demasiado seguro que terminaría desgarrándole la garganta o algo que atente con su vida.

No sabía por qué, quizá porque las antiguas historias decían que ellos eran enemigos naturales, pero había cierto algo que le hacía repeler un poco la existencia de él.

Pero de igual formas se detuvo a medio camino, sopesando sus opciones e intentando reprimir un gruñido de frustración cuando su lobo se preocupó por Jin tan pronto el aire se llenó de aquel aroma familiar que expelía ansiedad y miedo.

—¿Y Jimin?

—Yoongi lo tiene encerrado.

Cierto.

Gruñó.

—¿Y Namjoon?

La tal mención de su compañero tiene a Jin tragando duro y soltando el aire que había retenido inconscientemente.

ÓNICE #1; yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora