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Jungkook había llegado de sus rotativas de servicio, cuando apenas coloca un pie dentro de la casa y lo siente. Fuerte, como un golpe en su cara, algo que simplemente nubla sus sentidos y ahoga su olfato. Mareándolo.

Arruga su ceño, frustrado y casi con desesperación corre escaleras arriba, subiendo tan rápido que no es molesto para él saltar los escalones de dos en dos.

Ignora su habitación y camina hacia el fondo, hacia la habitación de Jimin, abriendo la puerta de golpe, con tanta fuerza que la madera se azota contra la pared.

Taehyung se encontraba de pie, observando por la ventana.

Jungkook aprieta los dientes ante la vista, sutilmente dándole una mirada a su cuerpo completo.

Y Dios, la cara del lobo seguro se desfiguró cuando realmente lo vio. 

—Qué haces con mi ropa.

El vampiro le miró, apacible. Sin inmutarse ante la forma que llegó y golpeó en la habitación, sin si quiera reaccionar a su rostro molesto, como si no le importase que de pronto Jungkook podría sacar sus garras y lanzarse hacia él.

—La de Jimin no me queda y tu hermano dijo que podía ocuparla. —Dice, pero mierda, Taehyung se siente tan jodidamente bien por dentro, disfrutando eso, su fuerte olor a frustración, el cual es casi como un alimento que parece hacerle salivar de la sed.

Jungkook gruñó. Jodido Jin de mierda, piensa el menor, mas no lo dice.

A su vez, Jungkook aprieta las manos en puño a sus costados y ensombrece su mirada.

—Quítatela.

—Huele a ti —Taehyung lo ignora olímpicamente cuando toma la prenda del pecho y la acerca a su nariz—, huele delicioso.

—¡Quítatela!

El vampiro siente la voz ajena cortar el aire, como si fuese un rugido que intentaba volver la habitación hostil hacia él, en un intento de decirle que no era bienvenido.

Sin embargo, pese a todo eso, lo único que Taehyung hace es enarcar una ceja, observándole con ese rostro estoico, incrédulo porque Jungkook estaba siendo un poco infantil.

Aunque, por otro lado, Jungkook lo llamaba ser territorial.

Es decir, son sus cosas y son de él, y de nadie más porque solo él podía usarlas.

Aparte, su estómago se contrajo y su lobo se agitó demasiado al verlo con su hoodie gris favorito y esos pantalones de chándal negro con pretina en los tobillos.

La mierda, podía incluso imaginarse a su lobo moviendo la cola feliz al ver a Taehyung usando sus cosas.

Llevando su olor.

Gruñe de nuevo, pero no es para Taehyung, sino que lo hace en un intento de calmar a su lobo. Pero eso, el mayor no debe saberlo.

Es entonces, que después de aquel gutural sonido, hay silencio. Taehyung lo mira escéptico, sin despegar la vista de los ojos contrarios y hay cierta tensión, la cual parece palpable, pero que a la vez ninguno de los dos reconoce realmente. Es como automático, y si Jungkook no estuviera tan ensimismado en ver el rostro ajeno, notaría quizá el exquisito olor que ahora embriaga su olfato y cubre toda la habitación.

ÓNICE #1; yoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora