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Si algo cambió, ni Mingyu ni Hoseok lo mencionaron, aunque tampoco les correspondía, pero era un poco asombroso ver que la tensión de hace unas horas atrás se había disipado del cuerpo de Yoongi y Jimin.

A eso, además, agregarle el pequeño parche a un lateral del cuello de Jimin y el hecho de que Mingyu confirmó que Jimin ya olía a Yoongi de nuevo.

De pronto, sentado en la parte de atrás de la camioneta, con Jimin y Yoongi en los asientos de adelante, guiándoles el camino, Hoseok sintió cosquillas cerca de su oído y un aire tibio junto con una pequeña risita.

—A eso yo le llamó sexo de reconciliación... —murmuró Mingyu y su nariz rozó el lóbulo de Hoseok, haciendo al humano estremecer—, sabes, podríamos hacer lo mis-

Un gruñido impidió que el vampiro siguiera.

—Te escuché, Mingyu.

Mingyu rió y se enderezó en su sitio, encontrándose con los ojos de Yoongi a través del espejo retrovisor.

—Decía que es genial que hayamos podido salir a la hora acordada. Jimin no tiene ni una pizca de olor de vampiro.

—No me provoques, híbrido.

—No entiendo —Jimin interrumpió, girándose en el asiento de co-piloto para poder ver a Mingyu a la cara, el híbrido se encontró con sus ojos y obvió las mejillas coloradas del humano, quizá, porque también había escuchado su broma. A su vez, se quedó esperando en silencio cuando lo vio fruncir el ceño—, ¿acaso tu no trabajaste para mi padre? Estabas ahí en el gobierno, eras uno de sus hombres, ¿acaso no guardó tu olor también?

—Pudo haber guardado mi aroma de humano —confesó—, pero como parte de mí es de vampiro, puedo ocultar mi olor como cualquier ser sobrenatural, ya sabes —se encogió de hombros, no dándole tanta importancia—, es puro instinto. Yoongi también puede esconder su aroma.

Su aroma.

Jimin se retorció en su sitio cuando recordó eso, su nariz picaba nostálgica por el olor que lo relajó hace un par de horas atrás y sus labios aún se sentían ardientes e hinchados, cuando Yoongi los mordió y los besó con vehemencia.

Jimin suspiró. Si tan solo no tuviesen que haberse ido, posiblemente le hubiera agradado la idea de estar ahí besándose con él hasta desgastarse.

—¿Qué? —Yoongi dijo de pronto, dándole una mirada furtiva mientras manejaba—, ¿qué pasa?

Cierto, Jimin era como un libro abierto para aquel alfa. 

—Nada —le sonrió labialmente, y se sonrojó cuando tuvo su mirada en él, así que intentó concentrarse nuevamente en Mingyu, girando su vista hacia el chico—. Entonces, ¿sólo podría obtener el aroma mío y el de Hoseok?

El híbrido sonrió.

—Hoseok huele a vampiro y tú hueles a Yoongi. No hay rastro para él.

No hubo más dudas por parte de Jimin, el auto volvió al silencio, porque por más que Jimin quisiera hablar con Yoongi sobre temas de ellos o de la manada, prefería hacerlo lejos de los oídos de Mingyu y Hoseok, no sabía por qué, pero no confiaba del todo en ellos, empezando por el hecho sobre el ónice, una piedra que jamás en su vida escuchó y que parece ser el arma más letal para las razas sobre naturales.

Tampoco tuvo la oportunidad de hablar con Yoongi sobre la idea de traer a los cazadores a la manada, Jimin se había esperado una negación profunda del líder, pero parecía ser él el que más se adaptaba a la idea de llevarlos al corazón del bosque, a su guarida.

ÓNICE #1; yoonminWhere stories live. Discover now