Capítulo 9

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Leí con una sonrisa nuevamente la tarjeta.

"Un día como hoy, hace un mes, una semana y tres días conocí a la chica más loca y genial que existe. Feliz mes, con una semana y tres días. Gracias por tu amistad <3"

¿Te gustan? —La voz de Wil me sobresaltó. Llevé una mano a mi pecho mientras giraba para mirarlo.

—¡Casi me matas del susto, idiota! —se acercó a mí y tapó mi boca con la palma de su mano.

—Shhh —retrocedimos hasta que quedé sentada sobre el escritorio. Estaba muy, pero muy cerca de mí y ya me estaba poniendo nerviosa, como lo hacía desde la última vez que nos besamos. Sentí mi rostro arder al recordar los besos y toques que tuvimos hace un mes atrás—. Tus padres nos podrían escuchar —susurró. Acercó sus labios a mi mejilla derecha y dejó un suave beso. Sentí como la piel bajo su toque hormigueaba. Miré a sus ojos del color del océano, perfectamente azul—. Feliz mes, una semana y tres días —me dedicó una sonrisa torcida. Alejó su mano de mi boca para luego apoyarlas a cada lado de mi cadera—. ¿Crees que puedes salir una hora? —me preguntó demasiado cerca para mi gusto.

—Tal vez —susurré.

¿Por qué mierda susurraba?.

—¿Es un sí? —ladeó la cabeza.

—Es un tal vez —apoyé una mano en su pecho y lo alejé unos centímetros—. Mis padres me están esperando para cenar en estos momentos.

—¿Qué tal en media hora? —llevó una mano a mi cabello y tomó un mechón entre sus dedos. Observé cómo sus ojos se perdían en mi cabello—. ¿Eres castaña?.

—Así es —tomé su mano alejándola de mi cabello. Me sonrió coqueto.

—Siempre quise una novia castaña —fruncí el ceño. Sentí cómo el enojo se apoderaba de mí—. Por cierto, esta camisa te queda bien.

¿Y a mi que mierda me importaba?. Si quería tener a una chica de cabello castaño pues que la tuviera. De seguro tenía a muchas chicas detrás de él.

Muchas chicas castañas detrás de él.

Lo alejé más de mí y me puse de pié.

—Mañana tengo clases y debo terminar mis tareas. Hoy no podrá ser —mis palabras fueron duras.

—Puedo ayudarte con ellas —habló despreocupado.

—No creo que las matemáticas sean tu fuerte —me crucé de brazos. Observé cómo se tiró sobre mi cama y se sacaba sus Vans.

—Amo las matemáticas —tomó mi bolso y comenzó a sacar mis cuadernos.

¿Qué probabilidades había de que dejara mi habitación?.

Ninguna.

—Traeré algo para cenar, enseguida vuelvo —asintió con la cabeza mientras su mirada estaba en las hojas de mi cuaderno de matemáticas.

La ballerine (COMPLETA)Where stories live. Discover now