Capítulo 22

5.6K 409 19
                                    

К сожалению, это изображение не соответствует нашим правилам. Чтобы продолжить публикацию, пожалуйста, удалите изображение или загрузите другое.


Desperté envuelta en mis mantas. Mi cuerpo estaba dolorido, pero eso no fue problema para que mis labios no se curvaran en una sonrisa. Wil ya no estaba en mi cama, pero tampoco lo había escuchado irse.

Suspiré, él había sido un verdadero caballero en la cama. Aún no podía olvidar sus toques, caricias, la forma en la que su cuerpo encajaba perfectamente con el mío. Había sido magnífico, él me hizo sentir como hace mucho tiempo no me sentía.

Me levanté de la cama y tomé mi bata que se encontraba en el piso. Luego de tomar ropa interior, fui directo al baño para darme una ducha antes de comenzar el día.

Hoy hacía dieciocho años que había llegado al mundo. Dieciocho años en donde las personas mas importantes de mi vida me llenaron de amor y me guiaron en mi día a día. Nunca creí que pasaría mi cumpleaños decimoctavo en Roma y cumpliendo un sueño que meses atrás lo veía inalcanzable.

Estaba saliendo del baño cuando escuché que la puerta de mi habitación estaba siendo abierta. Vi una cabellera azabache, era Emma. Llevaba una coleta revuelta, algunos mechones de cabello escapaban de ella. Sus ojos estaban levemente hinchados y las marcas de la almohada en su rostro me decían que recién había despertado, lo que me sorprendió, ya que Emma no era una mujer madrugadora, por así decirlo.

Cuando sus ojos encontraron los míos una sonrisa curvó sus labios. Se acercó a mí rápidamente y me envolvió en sus brazos. Le respondí el abrazo, mientras una sonrisa se dibujaba en la mía.

—Feliz cumpleaños, Mai —susurró y luego se alejó—. Me alegra pasar otro de tus cumpleaños contigo.

—Gracias. Me alegra saber que estas conmigo otro año —mordí mi labio inferior, tratando de no sonreír como una idiota.

—Ven aquí —nos envolvimos en un abrazo nuevamente—. Te quiero, zorra.

—Y yo a ti.

Estuvimos charlando por casi media hora, mientras yo me vestía y cepillaba mi cabello para ir a la academia. Una vez que estuve lista bajamos a desayunar. Al llegar a la cocina no había nadie, lo que me pareció raro, ya que siempre se encontraban mis padres desayunando. Tal vez llegaron demasiado tarde de su cena y ahora se encontraban descansando.

Me desilusioné un poco, quería desayunar con ellos hoy. Aunque mi padre seguía distanciado conmigo y ni siquiera me hablaba, hoy me bastaba con compartir la mesa con él aunque me ignorara. Al igual que mamá, seguía sin entender la causa de su enojo. Sin embargo, me había acostumbrado a estar así con él, aunque doliera.

Giré hacia mi mejor amiga, quién se encontraba igual de extrañada que yo.

—Supongo que tendremos que hacer nuestro propio desayuno —habló, mientras se encogía de hombros. Hice una mueca, ella y yo en una cocina no era buena idea. Cada vez que intentábamos cocinar algo terminaba en un desastre total.

La ballerine (COMPLETA)Место, где живут истории. Откройте их для себя