Maiana Pasquarelli fue adoptada por un matrimonio italiano luego de unos pocos meses de su nacimiento. Cuando su padre adoptivo se entera de donde proviene ella, decide mudarse a Madrid, España con la escusa de un "cambio de aires", cuando en realid...
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Miré mi reflejo. Enfundada en un lindo vestido rojo hasta los tobillos, con maquillaje suave y con el cabello con ondas cayendo por la espalda y hombros, ahí estaba yo. Lista para ir de fiesta.
Mi primera fiesta.
—Todavía no puedo creer que mamá haya estado de acuerdo con esto —hablé entre dientes.
—Yo igual —apareció mi prima detrás de mí, colocándose un pendiente de plata. Los miré con melancolía, eran mis favoritos y sabía que luego de esta noche jamás volverían a mí—. Creí que mi tía me echaría de la casa al preguntarle si podrías ir conmigo —repasó su labial rojo mate—. Sam pasa exactamente en diez minutos. Te lo digo por si quieres sacarte una selfie y colgarla en instagram con el hashtag "primera fiesta en mis casi dieciocho años" —la miré con los ojos entrecerrados a través del reflejo. Me dedicó una sonrisa inocente y segundos después abandonó mi habitación.
Observé mi reflejo nuevamente, el vestido era muy lindo, pero no me sentía cómoda con él. Apreté mis labios formando una línea, si iba a ir a una fiesta al menos tendría que ir cómoda. Sin pensarlo dos veces me dirigí a mi armario, busqué entre todas mis prendas algo cómodo y lindo. Al final acabé con un short de cuero negro, unas botas con tacón que me llegaban por encima de las rodillas y una blusa semitransparente. Me vestí con las prendas que había elegido y esta vez me sentía cien por ciento segura con lo que llevaba puesto.
Retoqué mi maquillaje un poco y por último guardé mi teléfono entre mis senos.
—¿Lis... ¿Por qué te has sacado el vestido? Quedabas sexy dentro de él —hizo un puchero.
—No me gustaba —me encogí de hombros. Entrecerró sus ojos.
—Date la vuelta —arquee ambas cejas—. ¿Qué? Necesito ver cómo queda tu trasero dentro de ese short, si tu trasero se luce más ahí adentro que en el vestido te lo dejo usar.
—No te mostraré mi trasero —me crucé de brazos.
—Te giras por las buenas o te obligaré —su voz sonó amenazante. Giré los ojos, mientras daba media vuelta para que pudiera ver mi trasero—. Vaya, tu trasero se ve enorme. ¡Todos se volverán locos! —gritó pícaramente.
¿Eso era bueno o malo?.
—Me alegro que eligieras esas botas, resaltan tus piernas y sobre todo tienen poco tacón, en un lugar donde sobra el alcohol es bueno estar cómoda.
¿Era yo o en realidad quiso decir que nos pondríamos ebrias esta noche?.
Rodé los ojos, sabía que eso no sucedería.
...
Reí fuertemente, mientras bailaba alocadamente con Shelley y dos chicos más. Parecía que todo daba vueltas, y que nadie excepto yo se daba cuenta de eso. Me sentía liviana y con muchas energías, aunque me era difícil mantener el equilibrio.
