Capítulo 18

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—¿Me estás escuchando? —la voz de mi padre me hizo volver en sí. Lo miré frunciendo el ceño. Su rostro estaba serio, mientras sus ojos idénticos a los míos me observaban con reproche.

—Perdón, no estaba escuchando —me enderecé en mi lugar—. ¿Qué decías? —suspiró con cansancio.

—Tu madre y yo estuvimos hablando... hijo, queremos lo mejor para ti y para tu futuro como rey —se paró de su sillón de cuero negro y comenzó a caminar lentamente por toda la habitación. Lo seguí con la mirada— Por eso debes proponerle matrimonio a la princesa Phoebe.

—¿Qué?, No me casaré con la princesa Phoebe —levanté la voz. Esto tenía que ser una broma, una broma de mal gusto. Me miró serio y se dirigió hacia la puerta.

—Lo harás y punto —dijo, dejándome solo.

Grité furioso, no podían obligarme a nada. Ya tenía veinte años, era bastante mayor para que mis padres quisieran hacer con mi vida lo que quisieran. No era un niño de cinco años, pero parecía que a ellos no les importaba.

Caminé hasta la puerta, necesitaba salir de las paredes del castillo. Aunque sería difícil, ya que después de salir en las revistas, diarios y televisión -de seguramente todo el mundo- reforzaron los guardias en las puertas del castillo, tanto por dentro y por fuera, pero sabía que de algún modo lograría salir.

De todas formas siempre lograba salir y refugiarme en donde, hace meses se había vuelto mi lugar favorito.

La habitación de Maiana.

...

—Creí que sería más difícil —admití una vez que estuvimos fuera de los grandes muros del castillo. Había logrado salir del castillo con ayuda de Tomás.

—Te lo dije —una pequeña sonrisa curvaba los labios de mi mejor amigo—. Tengo la prueba de ADN —dijo Tomás, señalando con el pulgar los asientos traseros. Giré sobre mi eje, fijando la vista en los asientos traseros. Un sobre blanco estaba sobre uno de los asientos.

No fue nada fácil colarse en la habitación del rey y de la reina y tomar de su cepillo un cabello, pero de todas formas lo había logrado. En cambio entrar a la habitación de Maiana y tomar un cabello había sido pan comido.

Había estado ansioso por recibir la prueba de ADN, pero ahora me daba un poco de temor lo que ese sobre contenía. Allí adentro se encontraba toda la verdad.

Tal vez por el contenido de ese sobre el futuro de Maiana cambiaría totalmente.

¿Si Maiana no era la hija de los reyes? ¿Si sólo me había confundido?. El parecido entre la reina Sofía y Maiana era impresionante. Se me hacía extraño que la princesa Marina no se hubiera percatado del parecido que Maiana tiene con su cuñada.

Tomé el sobre entre mis dedos, luego miré a Tomás.

—Para ser sincero tengo cierto temor por lo que aquí dentro pueda decir.

La ballerine (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora