Maiana Pasquarelli fue adoptada por un matrimonio italiano luego de unos pocos meses de su nacimiento. Cuando su padre adoptivo se entera de donde proviene ella, decide mudarse a Madrid, España con la escusa de un "cambio de aires", cuando en realid...
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-¿En verdad piensas hablar con él? -susurró la princesa Marina, mientras observaba que nadie estuviera oyendo.
-Si, lo haré -aflojé el nudo de mi corbata-. No le vendría mal al novio de Maiana saber que la tiene que proteger más que nunca.
-¿No quieres que yo hable con él? -llevó su mano hacia su pendiente de plata que colgaba de su oreja-. Creo que sería más... prudente. Imagina lo que puede suceder si tú eres quién le dice que tiene que proteger a su novia, tal vez lo tomaría a mal.
-Puede que sea así, de todas formas sé que él es consciente de lo que Maiana y yo tuvimos. Pero él al igual que yo queremos la seguridad de Maiana, espero que sea maduro a la hora de hablar conmigo... -guardé silencio cuando el sonido de unos tacones se oyeron a unos metros de distancia de nosotros.
-Mi amor -los delgados brazos de Phoebe envolvieron mi cintura-. Te he buscado desde hace media hora -me reprochó.
-Hablamos luego -le dirigí una mirada a Marina. Asintió, dedicándole una mirada a Phoebe nos dejó a solas.
-¿De que hablaban? -me giré hasta estar frente a Phoebe. Me encogí de hombros, restándole importancia.
-Nada importante -pasé los dedos entre su cabello perfectamente peinado. A veces me preguntaba como hacía ella para estar todo el tiempo con el cabello perfecto.
-No sé porque, pero presiento que no me estas diciendo la verdad -me dedicó una mirada acusadora-. Marina y tú están muy unidosdesde hace meses -dijo, con énfasis en "unidos". Fruncí el seño.
-¿Estas queriendo decir que entre la princesa Marina y yo hay algo? -me separé un poco de ella.
Debería estar bromeando, entendía sus celos hacia Maiana, ¿pero hacia Marina?. Tenía que estar loca.
-No lo sé, Wiliam -cruzó los brazos sobre su pecho-. Dímelo tú -entrecerró los ojos-. Al parecer tienes algo con las mujeres de mi familia.
-¿En verdad estamos teniendo esta conversación? -pregunté un poco molesto por lo que Phoebe insinuaba.
-Si, por que estoy segura que entre tú y Marina...
-Basta, Phoebe -la interrumpí-. No estoy de humor para aguantar tus estúpidos celos -comencé a alejarme de ella.
-¡No son estúpidos! -tiró de mi brazo, logrando que parara-. ¡Solamente te pones a la defensiva por que sabes que entre tú y mi tía pasa algo! -enterró sus uñas en mi antebrazo.
-¿Siquiera te escuchas? Estas diciendo estupideces. Tus celos estúpidos y enfermos te hacen pensar cosas que jamás sucederán -me solté de su agarre-. Entiendo tus celos por Maiana, pero no ahora. Con la princesa Marina jamás haría algo, ¿en verdad me ves capaz de tanto?.
