Capítulo V - Una herida que no cierra

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Mi madre siempre me decía: 'Haz caso siempre a tu padre. Él es que nos da el techo, la comida... la vida'. Sí, siempre me lo repetía, desde el amanecer hasta el atardecer, como una especie de tabla de multiplicar que uno de niño tenía que aprenderse de memoria. En ese entonces, quizás, al considerar mi edad, mi ingenuidad, mi forma de pensar, no había tenido la oportunidad de tomar en cuenta muchas cosas que sucedían a mi alrededor, o a lo mejor los dueños de la casa se atribuían lo dicho para poder hacer lo que ellos quisieran. Por supuesto, más mi padre, y es ahora cuando me puedo dar cuenta.

No sabría decir si la realidad era la que yo esperaba, porque créanme, lo tengo todo, nada me hace falta. La atención de mis padres fue tal que hasta entonces no he considerado buscar algún otro sustento, o no sé si esa es la palabra correcta de referirse a ello, pero... ¿a qué precio? ¿A este precio? No creo que sea justo. 15 años de mi vida atrapada en lo mismo, y a pesar de que todo parecía ser perfecto ante los ojos de un extraño, lo que el interior te mostraba no era más que una vil patraña.

Ahora estoy aquí, postrada en una cama. No recuerdo bien si es la mía, la de mi madre o la de mi padre. El punto está en que no estoy en la escuela, no estoy en la calle, no estoy siquiera andando por los recónditos lugares de mi casa. No, estoy aquí postrada, y sin el más mínimo conocimiento de lo que ha sucedido, sí, excepto a mí.

De ese día solo recuerdo los zarpazos de su cinturón de metal, los mil y un gritos que yacían en mis oídos como claxon de autobuses en pleno apogeo, los puños y las cachetadas muy certeras y que curiosamente no dejan rastros, y... sobretodo, recuerdo lo que me dijo al final: 'No trates de buscar a tu madre, no ahora, no es necesario'. Si no fuese necesario, entonces, ¿por qué me lo dijo? Solo pude deducir, sin estar segura de tener éxito o no, que mi madre se encontraba, donde quiera que esté, igual que yo... Oh, no... esa alarma otra vez... deberían apagarla si es que saben que no puedo levantarm-...

—¿Hija? El desayuno está servido. ¿Quieres que te lo lleve a tu cuarto?

¡No diré ni una sola palabra! ¡No lo haré!

—Ya veo, con que aún no despiertas, ¿eh? O será acaso que...

—¡Padre!

—¿...me estás mintiendo? ¿Nayeon?

—N-No, padre, justo acabo de despertar...

—Muy bien, hija. Ahora tendrás que comerte esto.

No puedo creerlo. En todo caso te hubieses largado muy lejos mientras me dejabas el desayuno fuera del dormitorio.

—Lo comeré cuand-... cuando sea necesario.

—Pues ya amaneció para ti, así que es más que necesario.

—No quiero.

—¿Cómo dijiste?

—No-... no quiero...

—¡¿Te pregunté cómo dijiste?!

—...

¡Que no quiero! ¡¿Quién te crees que eres para poder estar así como si nada viéndome postrada en esta maldita cama?! ¡Lárgate de aquí! ¡Lárgate! Buscaré a mi mamá y nos iremos muy lejos de ti.

—Trae ese desayuno.

—Muy bien, hija, así me gusta.

—...

¿Cómo encontrar a mi madre? Y eso que tampoco puedo pararme a mi voluntad. ¡Rayos! ¡Deberían morirse todos, incluso yo! Solo nacemos para complicarnos las cosas y ya. O quizás esto desde siempre me lo he merecido, y yo sin poder aceptarlo hasta hoy.

—Muy bien, hija, tengo que ir a la oficina municipal. Al parecer surgió algo de última hora y me dijeron que tengo que ir temp-...

—¿Y qué esperas que no vas?

—¿Nayeon?

—Date... prisa.

—Oh, qué atenta es nuestra Nayeon, ¿eh?

—...

—Procura comer todo lo que te preparé. No quiero encontrar sobras aquí en el plato o en la basura. ¿Entendido?

Mis heridas no duelen mucho si las comparamos con el total odio y resentimiento que sentía por este sujeto al que he llamado padre durante estos años. ¿Cómo es posible que esto me esté ocurriendo a mí? Tiene que haber una salida, pero primero debo encontrar a mi madre. Intentaré pararme... eh... uhm... r-rayos... creo que sí puedo... creo que... sí... pue-... ¡Ah! Tendré que sobreponerme a esto a toda costa.

Ahora que recuerdo, mi madre nunca me permitió andar sin zapatos puestos, si es que ahora me ve, seguramente me va a castigar. Hace mucho que no lo hace, creo que me lo merezco... esperen... ¿dónde...? ¡Este es...! ¡Este... es...! ¡El dormitorio de mi madre!

—¿M-Madre? ¡¿Madre?! ¿Estás aquí, madre? ¡Dime algo, por favor! ¡Por favor!

No, parece que no está. Ahora entiendo por qué nunca mis padres compartieron un dormitorio. ¡Cómo pude ser tan ciega!

—¿Madre?

Ni en los alrededores... ah, esto me está costando demasiado... ¿qué día es? ¿Qué mes? No logro comprender nada. ¡Ah! Quizás en mi dormit-... no, primero veré en el dormitorio de mi padre. No creo que este señor sea tan ingenuo para... ¡demonios!, para dejar su dormitorio con la puerta abierta...

—¡Madre! Dime, ¿estás aquí? ¡Madre!

Nada, no logro escucharla. Esto se está volviendo cada vez más estresante. ¡Quiero verte! ¡Quiero saber si estás bien, si es que estás aquí! ¡Vamos, madre! Deseo de todo corazón encontrarte y que juntas nos larguemos de esta horrible morada. ¡Date prisa y aparece, madre! Me está costando mucho... mucho caminar ahora... mi... ¡Mi dormit-...! ¡Mi dormitorio...! Ahora voy, madre... ¡Ahora... ahora... voy!

—¡Sé que estás aquí, madre! Por favor... por lo que más quieras... dime algo... ¡Vamos! ¡DIME ALGO, MADRE!

¡Dime algo, por lo que más quieras! Ya no... ya no... soport-... soporto más...

—¿N-Nayeon?

—¡Madre!

—Hija...

—¡A-Aquí estoy... m-madre...!

—No, hija, no te acerques, por favor...

—Cómo acabas de... decir?

—Por favor, hija... no...

—¡¿CÓMO ACABAS DE DECIR?!

—Por lo que más quieras, no...

—¿D-Dónde estás...? Te escucho pero... pero no te v-veo...

—Nayeon, yo...

La escucho, pero no puedo verla... ¡El ropero!, ella está ahí... ¡Ella está dentro del ropero! ¡D-Date... date prisa... Nayeon...! Date prisa...

—Madre...

—Nayeon, no...

¡Madre, te encontr-...! ¿M-Madre? ¿Por qué... estás...? No... ¡NO PUEDE SER! ¡NO PUEDE SER! ¡NO PUEDE SER! ¡NO PUEDE... SER! ¡NO...! ¡NO!

—¡VETE DE AQUÍ, NAYEON!

—¡MAMÁAAAA!

Lo que encontró Nayeon al momento de abrir el ropero con todas las fuerzas que le quedaban... fue un desenlace terriblemente desgarrador, acompañado del parte médico que sostenía su madre, el cual llevaba la siguiente descripción: Desfiguración total de rostro, daños considerables en cráneo y columna vertebral, próxima a una parálisis completa de las extremidades. 

Somos Tú Y YoWhere stories live. Discover now