Capítulo XXXIV - 0122

86 12 6
                                    

"¿Qué será de mí cuando te dispongas a leer esta pequeña carta? ¿Qué será de ti cuando yo me disponga dejar de escribirla? Mis manos se tornan congeladas al preciso instante que evoco tu nombre, y cuando eso sucede yo me comienzo a preguntar: ¿tan cerca de mí estás como el invierno?"

"En estos momentos me encuentro entre sombras más oscuras que las que propaga la mesa de noche. Dime, Nayeon, ¿por qué te haces más lejana cada vez que escribo una simple palabra?"

"¿Tú crees en los pronósticos del tiempo? Me aferro a la idea de que eso sea verdad, ya que posiblemente el sol pueda volver a cubrirnos como aquellas veces y de solo pensarlo me hace tan feliz".

"Hay días en los cuales no procuran ser como uno quiere. Es como si fuese una ley universal. No sé cuántos días hayan pasado desde que te escribí por primera vez, Nayeon, pero procurar irme sin tan siquiera volverte a ver, ¡eso jamás!"

"Mis manos volvieron a congelarse, y es más, lo están también mis pies, mis cabellos, mi memoria... mi corazón".

"Yo solamente espero que estas cartas reposen en tus manos, como cuando reposaban mis sermones cada vez que necesitabas atención. Sí, la melancolía es un suceso tan fuerte, tanto que te golpea y golpea... hasta que de pronto comienzas a contemplar algo más que un hematoma, una herida... así es: algo así como tu recuerdo".

— N-NO... NO... ¡N-NO ES... CIERTO!

—Señorita... ¡SEÑORITA!

— P-Pero... esto no puede ser... Mientras más estoy leyendo... menos puedo... creerlo... ¡Todas... absolutamente todas estas cartas... las has escrito tú...! ¡TÚ, JIHYO, TÚ!

—No... por favor... tiene que tranquilizarse...

—P-Pero es que, secretario... ¡¿CÓMO ANSÍA QUE ME TRANQUILICE LUEGO DE...?!

—...

—Luego de saber... que Jihyo... me ha escrito en cada momento... me ha escrito siempre...

—Señorita...

— E-Estoy... llorando... sí, estas son mis lágrimas... lágrimas caen de mis ojos como si de un diluvio se tratase. Puede parecer una locura preguntarme esto ahora, pero... ¿cuándo fue la última vez... que derramé una lágrima? S-Secretario...

—D-Dígame, señorita...

—¿Se imagina usted... cómo se debió de haber sentido ella? ¡CON CADA CARTA QUE HE LEÍDO PUEDO SABER LO QUE ELLA ESTABA SINTIENDO... LO QUE ESTABA PASANDO... LO QUE ESTABA PENSANDO! ¡¿PUEDE ENTENDERLO, SECRETARIO?! ¡¡¿¿PUEDE ENTENDERLO??!!

—S-Sí, lo entiendo perfectamente...

—Y más me lamenta... el no haberle correspondido ni una sola carta... ¡¡NI UNA SOLA!!

—Señorita... ¡¿qué intenta hacer?!

—¡¡NI UNA SOLA CARTA, SECRETARIO!! ¡¡NI UNA SOLA!! ¿Se da cuenta la clase de persona que soy? ¡¿CÓMO ES QUE NUNCA ESTAS CARTAS LLEGARON A MÍ?! ¡¡¿¿POR QUÉEEEE??!!

—¡Deténgase, no haga eso, por favor!

—¡NO LO ENTIENDO! ¡NO LO ENTIENDO, SECRETARIO! No lo... entiendo...

—Señorita, déjeme decirle algo, por favor. Usted ha pasado por situaciones muy complicadas en el transcurso de su vida. El pasado que en alguna oportunidad ha afrontado cara a cara fue, y es aún muy difícil de superar, y estando aquí me demuestra que sí, que es posible salir de ese hoyo que creemos imposible salir. Jihyo debió de haber pasado duros momentos también, eso no lo discuto, pero no deje pasar desapercibido algo muy importante...

Somos Tú Y YoWhere stories live. Discover now