Capítulo XXXVIII - Mi historia entre tus manos (Parte III)

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— Jihyo... no llores...

En ese momento, mis manos recibían tus lágrimas como aquellas vastas praderas que reciben las hojas en otoño, mientras que mis ojos acompañaban su cándido recorrido por tus mejillas. Todo mi ser, mi universo entero se agitó de repente, como si por una cuestión de segundos contemplas un retazo de cielo esperando por ti, viendo esplendoroso aquel lazo que perduró y perduró a lo largo de estos años, y que hoy se aferra aun más a lo que hace un instante le susurraste a mi mundo: la esperanza.

— Muchas gracias, mi querida Jihyo. Gracias por seguirte aferrando a mi mano.

Ella continuaba así, de esta forma. De pronto noté que poco a poco agachaba la cabeza, y pude entender que no quería que continúe viéndola llorar. No podía permitirme el dolor suyo, no podía permitir más dolor de lo que ya resistía... no. Tomé su delicado cabello con mi mano izquierda, los entrelazaba levemente en mis dedos, y acto seguido... sentía cómo el calor de su cuerpo llegaba hacia el mío como una sublime balada. Sentía además, que ella presionaba un poco más mi mano derecha. Yo me percaté de eso justo antes de acariciar su mejilla. Sequé sus lágrimas. Estas no opusieron resistencia. Secaba sus lágrimas mientras dirigía ella su mirada hacia la mía, y yo, buscando un refugio en sus grandes y hermosos ojos, supe de inmediato que tú, mi Jihyo, también buscabas refugio en los míos.

— ¿Estás mejor... Jihyo?

— S-Sí... estoy... estoy mejor.

Jihyo me decía aquellas palabras como recital una noche frente al mar. Sí, un recital donde el público llevaba solo mi nombre, y ella era la artista que me encandilaba con su voz a cada instante. Mis manos formaban ya parte de su humanidad, mi mente se perdía y encontraba la orientación en su perfecta armonía una y otra vez, y en uno de esos viajes sin retorno hacia su paraíso... cerré mis ojos. No sabía decir qué fue lo que pasó después, pero lo que sí es cierto es que... fui acercándome lentamente hacia ella. Sí, me acercaba más... más... mucho más... tanto que el deseo de mi corazón al fin pudiese cristalizarse, y que lo descubriría si yo... me acercaba hacia ella cada vez más... y más... y más... Jihyo... Jihyo...

— N-Nayeon...

— J-Jih-...


¡Biiiip! ¡Biiiip!


— ¡AHHHH!

— ¡J-Jihyo! ¡E-Es tu celular! ¡Contesta, contesta!

— ¿Eh? M-Mi celular... ¡¿c-cómo que... mi celular?!

— ¡Tú celular! ¡Rápido, contesta!

En eso, y tan pronto como sonó su celular, me percaté que no pude tomar conciencia de lo que había pasado hace unos momentos. No pude sentir más la mano de Jihyo tomada a la mía, y juntas nos quedamos observando los alrededores del parque sin vacilar, y sin decir palabra alguna. Estaba nerviosa. Por un momento creí que ocurriría... por un momento creí que...


¡Por todos los cielos!


— Park Jihyo... si no contestas tu celular ahora mismo... ¡TE JURO QUE YO...!

— ¡E-Está bien, está bien...! N-No me vayas a gritar otra vez, ¿entendido?

— ¡D-Dime eso otra vez y ya verás!

Jihyo tomó rápidamente su celular, se quedó un momento contemplando la pantalla, y luego de unos segundos...

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⏰ Last updated: Apr 16, 2019 ⏰

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