Capítulo XXXVI - Mi historia entre tus manos (Parte I)

90 10 1
                                    

Es preciso recordar la última vez que pude tener un día sin esa presión que sopesaba mi espalda, que me hacía retroceder cada segundo, cual síndrome de inseguridad, a tal punto de volverse una situación terminal. Es preciso, además, traer a la memoria el momento que fui alguna vez feliz. ¿Pude ser feliz cuando nací? ¿Pude ser feliz cuando era niña? ¿Pude serlo aun cuando la ignorancia de las cosas era lo más bello que podía concebir? Yo sabía que mi familia no era una que te permitiese albergar un mínimo de consideración. Lo tuve todo, todo... o eso imaginé durante esos días. Ahora, sí, ahora mismo... puedo darme cuenta que me faltó algo, algo tan importante como la vida misma, algo... tan cálido, tan único, y entre las recónditas espinas que haya podido palpar, o los innumerables cristales de hielo que haya podido pisar, me siento tan afortunada de poder sentirlo. Sí, así me quedé hablándole a mi yo interior una vez que Jihyo pudo cambiarse de ropa. Sé que no pude observarme a menos de que tenga algo reflejándome aquí, sin embargo, puedo asegurar que toda la dicha que ha de abrazar el mundo entero se dibujó completamente en mi rostro en ese instante: ¡Te veía al frente mío! No se trataba de un sueño, y una vez más comprobé que esto era lo que realmente quería: ¡Quería volverme a encontrar contigo!

Lo que pase a partir de ahora... será por ella.

— ¿E-Estás segura que... no se darán cuenta de que escapaste?

—¡Es obvio que sí!

—¿Y por qué te ves tan tranquila?

—Nayeon...

—Dime... ¿qué sucedió?

—En todos estos años que han transcurrido aquí, no supe nada más que seguir los estatutos de una universidad capaz de brindarme los conocimientos para ejercer la profesión de Medicina. Y no, no es que me queje, ya que es lo que adoro hacer y sé que tú lo sabes, sin embargo...

— Es verdad. Jihyo siempre ha tenido esa vocación de servicio hacia los demás, y desde muy joven. Lo sé porque alguna vez estuve a su cuidado, sin embargo...

—¿No se sentiría grandioso escapar alguna vez de la rutina?

— ¡¿C-Como...?!

—A lo que me refiero es... que ahora me siento, no sé... ¿más liberada? Siento mucho no usar las palabras adecuadas para lo que trato de explicarte, pero...

—No te preocupes, Jihyo, te entiendo perfectamente.

—¿En serio me... entiendes?

—Te darás cuenta de ello... cuando escapemos juntas del hospital.

— ¡Nayeon...! Y yo pensaba que...

—No preguntes nada y démonos prisa.

—Eh... sí... ¡vamos!

—No te rías.

—No lo hice.

Sí, sí lo hizo. Lo note cuando bajamos rápidamente las escaleras de emergencia. ¿Y por qué no optar por el ascensor? Jihyo me dijo que prefería pasar desapercibida por las instalaciones, y el ascensor sería fatal para su cometido. Yo pienso, "esta chica tiene que ser muy famosa", y es demasiado probable que no me equivoque, ya que cuando llegamos al hospital a ponerla a buen recaudo, el mar de gente que se aproximó a su camilla en la entrada principal me llamó poderosamente la atención. Ella tiene la facilidad de ser muy querida por todos los que la conocen. Tiene un ángel muy hermoso, y hasta ahora me cuesta creer que este bello ángel haya descendido justo al frente de mí.

—Muy bien, Nayeon, ahora todo lo que necesito es de tu cooperación.

—Espera, ¿qué estás pensando hacer ahora?

Somos Tú Y YoWhere stories live. Discover now