Capítulo X - No lloraré más

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El cielo seguía albergando entre su vasto espacio al sol más radiante que haya existido jamás, o al menos eso pensó en ese momento el señor Kim, quien se encontraba revisando algunos documentos en su escritorio, cuando de pronto se percató de tal magnificencia que atravesaba con demasiada facilidad la ventana contigua. Los consultorios recibían la gracia de manera similar, convirtiendo al albergue en un repentino círculo de pausa y tranquilidad, algo que, desde el punto de vista del ilustre doctor, no se lograba percibir desde hace mucho. Los árboles, fiel a su estilo, embellecían la entrada al ritmo del vaivén de sus hojas, y junto a ellos, la brisa inconfundible que se entremezclaba con los pasadizos y demás, daban lugar a un ambiente sumamente imperturbable y acogedor. Sí, incluso así fue para la sala de cuidados intensivos, la sala 3, donde se encontraban Jihyo y Nayeon. Aunque, más que devolverle la energía a ambas, la tarde dispuso que sea mejor regalarles la oportunidad de descansar, al menos, hasta que una de ellas cese su reconfortante sueño.

— ¡Ahhh! N-No recuerdo en qué momento terminé durmiéndome. ¡Rayos! Había olvidado que me encontraba en el hospital. Podría haber jurado que estaba en mi cama ahora mismo... ¿Eh? ¡Ella también se quedó aquí! Y está dormida... ¿no le incomoda estar en esa silla? ¡Bah! No debe de importarme. Al fin y al cabo fue su decisión, ¿verdad?

En eso, Nayeon se dispuso a observar todo a su alrededor, como inspeccionando cada detalle de lo que hallase con la mirada. Lo que no pudo evitar es volver a encontrarse con la imagen de Jihyo durmiendo frente suyo, y cuando se dio cuenta de que toda su atención al final la tenía ella, comenzó a decirse a sí misma:

— Park... Jihyo... Ella, ¿acaso vive aquí? ¿Acaso no tendrá una familia? ¿Por qué...? ¿Por qué me ayudó? ¡Ah! Son tantas preguntas que se me vienen a la cabeza ahora... Eh... no cabe duda de que... tiene los ojos grandes. Se le notan incluso estando dormida.

Nayeon no quitaba su mirada en Jihyo. Daba la impresión que quería conocer sobre su vida mientras la observaba dormir, y eso la hizo entrar en un estado de curiosidad que intentó desaparecer en este preciso instante.

— ¡Ah! Es increíble que... aún me duelan los golpes que... me propinó ese señor. Mamá... donde quiera que estés ahora... solo espero que te encuentres bien. Ahora estoy bajo el cuidado de estas personas, y de esta chica a quien tengo frente mío. Lamentablemente no podré... ir a buscarte ahora, mamá. Me temo que no hasta que me recupere por completo. Park Jihyo, eres una chica muy obstinada. ¿Acaso todo tiene que ser como tú dices? Créeme que ni bien me recupere, yo...

— T-Tú lo has dicho, hasta que te recuperes.

— ¡Ahhh! ¡Estás desp-...! Esperen, ¿será que todo lo que dije... lo dije en voz alta?

— Si estás pensando que escuché todo lo que dijiste en voz alta, pues no lo creo, Nayeon.

— Park Jihyo, tú... Un momento, ¿desde cuándo tenemos esa confianza, eh?

— Supongo que... desde que me despertaste con tus gritos.

— ¡E-Eso no es cierto! ¿Cuándo yo...?

— ¿Ya ves que no me dejas dormir?

— Esta chica... creo que lo que busca es llamar mi atención, pero se equivoca si es que logrará conseguirlo. Muy bien, señorita Park Jihyo, lamento haber perturbado sus horas de sueño en plena jornada de cuidado hacia mi persona.

— ¿C-Cómo dices...?

— Sí, así como lo escuchas. Se supone que estoy a tu cuidado, ¿cierto? Entonces, ¿qué haces durmiendo si en algún momento del día puedo recaer o... en el peor de los casos... empeorar?

Somos Tú Y YoWhere stories live. Discover now