Capítulo XVI - Lo que el silencio me regaló

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Devoto de lo imprevisto, lo rencoroso y lo malvado. La prueba fiel de que las desgracias suscitadas tanto alrededor mío como a mis semejantes fueron reales. Sabía que reconocería ese auto negro con neumáticos abultados en alguna parte, en todas partes, y créanme que solo bastaba con presenciarlo para darme cuenta que algo no andaría nada bien. Mi padre respiró el aire de un lugar que podría clasificarse como un Edén frente a sus ojos, mientras que él se ensanchaba en orgullo cual demonio oculto en el más profundo averno. Estrechó la mano del señor Kim con tanta amabilidad que hasta me produjeron un mal de estómago severo. Hablaban de muchos temas, seguramente, temas que abarcaban la salud de cada uno, asuntos de trabajo, de adultos, y así... pero...

—¡Chicos, pequeñas, vengan todos! ¡Está con nosotros el señor que salvó al albergue!

¿Cómo reaccionar ante esto? ¡¿Cómo?! ¿Ese señor... salvó al albergue? ¡Qué mentira más descarada es esta! Acaso... ¿una persona así puede salvar un albergue? ¡¿Un albergue donde indudablemente congrega a seres humanos como mi madre... o como yo?! Park Jihyo, lo siento mucho, de verdad lo siento, pero yo no puedo quedarme más en un lugar donde sé que este hombre ha tenido algo que ver, y más porque he podido haber muerto en sus manos. ¿Él sabrá que estoy aquí? ¡¿Lo sabrá?! No quiero ni imaginarlo. ¡Mi madre! No, sé que ella está bien, pero especialmente ahora deseo poder encontrarla y darle un fuerte abrazo, uno que hiciera desaparecer la ausencia que he tenido en todo este tiempo... Mamá, estoy ya recuperada, y nada ni nadie podrá evitar que salga de aquí y vaya a tu encuentro. El tiempo que pasé aquí fue valioso, y no puedo negar que aprendí muchas cosas, es por eso que no estar agradecida con el presente que me acogió aquí sería ser alguien mezquina, algo así como mi padre. Gracias a todos, al señor Kim, a todas las personas que tuvieron a bien atenderme mientras estaba en cuidados intensivos, y... gracias a ti, Park Jihyo. Sé que tú no tienes la culpa de nada de lo que ha pasado, o pasará, pero al menos espero que... algún día tú... puedas...

...perdonarme...

—Lo siento... Jihyo...

—¿Nayeon?

—...

—¡NAYEON! ¡¿A DÓNDE VAS?! ¡REGRESA AQUÍ! ¡¡¡IM NAYEON!!!

— Lo siento, Jihyo... créeme que lo siento... ¡No puedo creer que... en menos de unos minutos todo... ABSOLUTAMENTE TODO... se haya derrumbado! Pero... como lo dije antes, no es esta tu culpa. Eres una maravillosa persona, dedicada, atenta, siempre presta a las necesidades de los demás, siempre presta a sacarme una sonrisa... siempre presta a estar conmigo... y por todos estos motivos y más... no puedo permitir que te veas involucrada en esta desgracia que mi padre solo es capaz de lograr en su familia... en mi familia... aun así... ¡lo siento, Park Jihyo! ¡¿ALGÚN DÍA ME PERDONARÁS EL HABERTE ABANDONADO?!

—¡NAYEON, ESPERA! ¡¡¡HABLEMOS!!! Pero, ¿qué está sucediendo, Nayeon? Desde que apareció ese auto negro todo en ti ha cambiado. ¿Por qué te has puesto así, y... ¡POR QUÉ ESTÁS HUYENDO SIN EXPLICACIÓN ALGUNA!? ¡¿ACASO NO ME PUEDES DAR UNA EXPLICACIÓN?!

— En el albergue hay una entrada en la parte posterior para poder recibir los productos e implementos de salud... tiene que estar por este lugar... ¡o quizás por aquí! ¡Demonios! ¡Dónde puede estar! ¡Dónde puede...!

—¡¡¡IM NAYEON, TE PROHIBO QUE SALGAS DEL ALBERGUE!!! ¡¿ESTÁS HUYENDO PORQUE NO SABES CÓMO EXPLICARME LAS COSAS?! ¿ACASO... NUNCA VALORASTE LO QUE YO HICE POR TI? ¿ACASO... ¡ACASO NO TE IMPORTA CÓMO ME SIENTA YO AL VER QUE TE ALEJAS ASÍ NADA MÁS DE MÍ!? ¡¡¡IM NAYEON!!! ¿DÓNDE ESTÁS? ¡DETENTE DONDE QUIERA QUE ESTÉS...! Y hablemos... por favor... ¡Por favor, Nayeon! Por favor...

Somos Tú Y YoWhere stories live. Discover now